Grabaciones del 112, Policía Nacional y Guardia Civil arrojan luz sobre el crimen de Chancelas
Por Alejandro Espiño
Nos están robando. Tenemos mucho miedo.
Estamos dentro de la casa, encerradas en la habitación.
Hay dos hombres vestidos de negro.
Se van corriendo. Van en un coche pequeño blanco.
Todo ello, en medio de gritos y sollozos, es lo que se escucha en las grabaciones que se registraron en los servicios del 112, Policía Nacional y Guardia Civil el día de la muerte de Secundino Prego. Una de las acusadas de este crimen, Albertina Táboas, reconoció su voz y la de la otra acusada, Rocío Gondar, narrando el supuesto robo con el que pretendían encubrir el asesinato del anciano, pero aseguró que no recuerda haber efectuado esa llamada.
Este relato fue lo más destacado en la segunda jornada del juicio que se celebra contra ellas en la Audiencia de Pontevedra por la muerte de Secundino Prego en febrero de 2014, a quien según la Fiscalía y la acusación particular las dos mujeres mataron a golpes para quedarse con su herencia, tras haber convertido éste a Albertina en su heredera universal apenas cinco días antes de su asesinato.
Además de las indicaciones que las dos acusadas dan a los agentes para que lleguen a la vivienda, en las grabaciones se escucha cómo Albertina y Rocío relatan, con todo tipo de detalles, el modo en el que se había producido ese supuesto robo. La propia Albertina, que en el primer día del juicio, había manifestado que no se acordaba de nada de lo sucedido entre el día del crimen y su entrada en prisión, reiteró hoy su relato del atraco a preguntas de la fiscal.
Otro de los testimonios más destacados de esta segunda jornada fue el de Eduardo Prego, hijo de Secundino. Reconoció que Albertina le llamó para comunicarle que su padre iba a convertirla en heredera universal "y yo le dije que si estaba cuidado y era lo que él quería me parecía bien". A pesar de ello, afirmó que la mujer "me daba mala espina" y explicó que en el funeral "hacía teatro", algo que apreció "por la forma de comportarse y lo que decía".
"Sabía que pasaba algo pero no pensé que lo matara", afirmó el hijo de la víctima, que relató cómo la cuidadora de su padre llegó a detallar, ante diversos familiares, cómo había sido la muerte de Secundino. "Dijo que no había muerto ni al primer ni al segundo golpe", ha señalado, algo que "nos parecía extraño que nos lo dijera ella, cuando la Guardia Civil nos decía que no podía contarnos nada".
También prestó declaración la mujer que presentó a las dos acusadas y que se mostró "muy afectada" por el crimen "porque las conocía muy bien a las dos". Tanto que, según su testimonio, Albertina le llegó a manifestar que ofrecía 10.000 euros por matar a Secundino y que los pagaría "cuando el trabajo estuviese hecho". Aunque pensó que se trataba de una "broma o una fantasía de ella", tras la muerte del anciano relató lo sucedido a la Guardia Civil.
Además, la expareja de Albertina confirmó que la mujer padecía esclerosis múltiple pero aseguró que "no se le notaba" y se podía mover perfectamente, al contrario de lo declarado por la mujer ante el tribunal, mientras que un empleado de una ferretería cercana a la vivienda de Secundino declaró que Albertina llegó a expresarle que tenía "miedo" de que la vida "liberal" del anciano provocase que "lo mataran un día en la entrada de su casa".
Por el tribunal pasaron también vecinos de Secundino que confirmaron que la luz del exterior de la vivienda estaba apagada el día del crimen, la trabajadora de la gestoría de Sanxenxo en la que Secundino hizo el cambio del testamento y que explicó que Albertina estuvo "en todo momento" con él durante ese trámite, o amigos de Rocío Gondar, que señalaron que la joven tenía previsto regresar a Santo Domingo en las fechas posteriores al crimen.
El juicio continuará el miércoles con el testimonio de los agentes de la Guardia Civil que acudieron a la llamada de auxilio de las dos mujeres y los que, posteriormente, se hicieron cargo de la investigación, y la exposición de las pruebas periciales.
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