Nueva cara para la calle Santa Clara y la plaza de José Martí
Por Redacción
Valió la pena. Los vecinos y comerciantes de Santa Clara están muy satisfechos con el resultado final de unas obras, que cambiaron la cara del eje urbano de uno de los principales barrios de la ciudad.
El teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, Antón Louro, llegó a reconocer que le obsesionaba terminar esta obra, que encontró dificultades durante su ejecución, primero a causa de la negativa de Patrimonio a la reordenación del atrio de la iglesia de Santa Clara, y luego, por la aparición de los restos arqueológicos del Camino Viejo de Castilla, en el tramo final de la calle. Fue una obra arriesgada, pero, a la luz de los resultados, valió la pena.
Hace unas semanas los coches volvían a circular por la totalidad de la calle y esta misma semana, ya sin anuncios oficiales ni visitas institucionales, la obra quedó totalmente terminada con los últimos retoques a la plaza de José Martí y la instalación de un parque infantil en el callejón interior apegado al muro de Santa Clara.
La Concejalía de Urbanismo terminó las obras de humanización ofreciendo más espacio a los peatones y manteniendo la circulación rodada
Durante este tiempo, Antón Louro destacó una y otra vez la gran calidad de un proyecto basado en el diseño de un espacio de convivencia entre peatones y coches. Pasear hoy por Santa Clara hace difícil imaginar el pésimo estado que hace apenas algunos meses tenían estas aceras, muy deterioradas y con puntos tan estrechos que dos peatones no se podían cruzar.
La humanización actuó también donde no se ve: en las instalaciones del subsuelo. En Santa Clara eran habituales las filtraciones e inundaciones de sótanos y garajes. La calle tenía una red totalmente obsoleta, consistente en estrechos tubos de gres para el saneamiento y, ni siquiera había red de recogida de las aguas pluviales. Todo eso quedó solucionado y arreglado de cara al futuro.
El resultado estético de la calle es agradecido. Excepto el atrio de la iglesia conventual (que Patrimonio, órgano dependiente de la Xunta de Galicia, rechazó reformar) toda la obra supone un evidente antes y después. Los peatones disponen de espacios fluídos para circular o conversar y, los coches, siguen manteniendo el mismo carril de circulación. El diseño al mismo nivel en buena parte del trazado, se complementó con la instalación de bolardos de protección.
Santa Clara era una vieja reivindicación vecinal. En muchas ocasiones los vecinos se han manifestado denunciando el abandono de esta zona. No fue hasta ahora que desde el Ayuntamiento atendieron las reivindicaciones. Antón Louro subrayó siempre que fue la obra más complicada de cuantas le tocó impulsar. La primera dificultad surgió de la obligación de ejecutar la reforma en tres fases de obra, para hacer compatible la circulación rodada a los garajes y al aparcamiento rotatorio del hipermercado. Así, en un primer momento se abordó el tramo entre el cruce del Centro Gallego de Tecnificación Deportiva y Álvaro Cunqueiro. A continuación tocó hasta la puerta del aparcamiento soterrado. Y, finalmente, se abordó la conexión con Cobián Roffignac y la plaza de José Martí.
Louro define la nueva plaza como un espacio abierto y accesible y dominado por hermosos muros de piedra rústica
Fue en este último tramo, donde los arqueólogos destaparon el viejo camino por el que los arrieros, transportaban el vino del Ribeiro hasta el puerto medieval de las Corbaceiras. También allí se identificaron unas estructuras que se corresponden con la puerta de la Rochaforte (que daba acceso al Centro Histórico) e, incluso otras, que podrían dar una pista sobre la situación de la desaparecida fuente de Santa Clara, situada al lado de la puerta, en los dibujos-conjetura de García de la Riega. Valiosas aportaciones a la historia de la ciudad, situadas a metro y medio bajo el actual pavimento.
La Concejalía de Urbanismo se vio obligada, en cumplimiento de la Ley de Patrimonio, a contratar un proyecto de excavación arqueológica que se desarrolló en apenas tres semanas antes de continuar la obra. Durante ese tiempo, los pontevedreses tuvimos tiempo de aprender de nuestra historia y mirar hacia viejas piedras sepultadas hace ya varios cientos de años.
Las obras de la calle de Santa Clara supusieron una fuerte inversión municipal, pues el presupuesto inicial, de 676.199,22 euros, fue incrementado con un proyecto complementario de 55.456,61 euros para ejecutar las excavaciones arqueológicas.
PLAZA DE JOSÉ MARTÍ Y PARQUE INFANTIL
La plaza de José Martí se convirtió en los últimos años en escenario de un concierto de la Banda de Música por el día de San Bartolomé. Parece que este año, el concierto será más lucido que nunca. El aspecto de la nueva plaza invita mucho más que antes a acoger esporádicos encuentros culturales y/o vecinales.
El nuevo espacio está marcado por la presencia de dos muros perpendiculares, ejecutados en piedra del país (idénticos al que cierra la pasarela peatonal de José Adrio), para salvar las diferencias de nivel en el encuentro con la calle de Cobián Roffignac. En estos muros se colocará, en los próximos días, en posición destacada el busto de José Martí donado por los vecinos a la ciudad hace algunos años.
Antón Louro recalca que a al lado del muro principal, sobre una escalinata, quedó configurado un espacio superior que puede ejercer como escenario natural para pequeñas representaciones culturales. Además, la propia plaza es más diáfana y espaciosa.
Los vecinos y comerciantes acogen con satisfacción el resultado de una obra que le cambió la cara a un importante barrio de la ciudad
El acceso puede hacerse por estas escalinatas, por una cómoda rampa coronada por una baranda de vidrio o por el otro extremo, donde desapareció el escalón que la separaba del callejón del muro del convento.
Precisamente allí se hizo una actuación muy agradecida por los vecinos. Se eliminaron las acacias, que convertían este rincón en un espacio sombrío donde proliferaba la marginalidad.
Un parque infantil domina ahora todo el espacio. Está dotado de funcionales juegos, una senda de acceso y pavimento de caucho. Un reclamo para las familias en esta zona de la ciudad, pues el parque más próximo está en Barcelos.
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