130 toneladas de escombros y una moto: así vacían el edificio en ruinas de la Verdura
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Poco antes de las tres de la tarde del 23 de julio un fuerte ruído procedente del interior de un edificio deshabitado hacía saltar las alarmas. Acababa de desplomarse parte del tejado y los tabiques y, por prevención, se acordonaron y apuntalaron las fachadas que dan a las plazas de A Verdura y A Leña. Justo una semana después, este miércoles 30 de julio, la escena es bien diferente. Cuatro obreros trabajan desde el lunes para vaciarlo por completo y, de esta forma, evitar que se venga abajo. Dos días después consideran que el peligro de colapso puede darse por superado, pero aún tienen mucho por hacer: calculan que retirarán 130 toneladas de escombros.
Vallas de obra protegen ambas fachadas y siguen apuntaladas, pero precintos, andamios y rejas no impiden que los curiosos se asomen para intentar averiguar qué pasa en el interior. El trajín es continuo y en dos días y medio vecinos, hoteleros y comerciantes ya han visto allí estacionados ocho camiones. No son de gran tamaño por las dificultades de acceder a esta céntrica zona del casco histórico, pero todos se marcharon llenos y los trabajadores calculan que se han llevado ya 30 metros cúbicos de tejas, ladrillos, hierros, madera, cemento... o, lo que es lo mismo, 30 toneladas de basura.
Los trabajos los está realizando la empresa Ediserpo por encargo del Concello de Pontevedra, que justo después del derrumbe parcial decidió contratar el vaciado completo del edificio para garantizar la seguridad de los viandantes y de los edificios contiguos, construidos pared con pared y que se podrían ver afectados ante un nuevo desplome. La factura la pagarán los nuevos dueños del edificio, pero en el momento no pudieron ser localizados y se tuvo que tomar esa decisión de emergencia tras comprobar que la estructura estaba afectada.
Las 30 toneladas de escombros que ya se han retirado han cambiado por completo el aspecto interior del inmueble, en el que ya penetra una intensa luz natural. De la cubierta casi no queda rastro, pues, según explicaron los trabajadores a PontevedraViva, en este tipo de situaciones, cuando un edificio en este estado ya sufrió un derrumbe parcial, hay que empezar el vaciado de arriba a abajo. En este caso, pudieron comprobar que habían cedido las vigas y ya tiraron todos los pisos y paredes interiores que podían suponer algún peligro.
El encargado de la obra calcula que los trabajos de vaciado durarán unas dos semanas, en las que prevén retirar otras 100 toneladas de cascallos, pero su tarea se prolongará durante un mes, pues, una vez vacío, habrá que poner vigas provisionales en el interior, asegurar la estructura y luego retirar los puntales que ahora sujetan las fachadas.
Finalizado su cometido, el aspecto exterior del inmueble será el mismo que el 23 de julio antes del fuerte ruido, pero dentro no habrá ni punto de comparación. Quedará como un espacio diáfano de 130 metros cuadrados y tres alturas por la fachada de la Verdura y dos y una buhardilla por la Leña. Y habrán desaparecido los escombros, pero también los muebles que aún quedaban en el el edificio pese a llevar años deshabitado, kilos y kilos de libros, cantidades ingentes de basura e incluso una moto.