Tomeza espanta el mal de ojo
Por Mónica Patxot
La parroquia de Tomeza celebró este Lunes de Pascua, la tradicional romería de San Cibrán. A pesar de que la afluencia de personas sigue menguando, se mantiene un buen número de romeros que se acercan hasta la ermita en la cima del monte de Lusquiños, para rezarle al santo y evitar el meigallo.
Los devotos tienen que cumplir con el rito de dar nueve vueltas tirando de espaldas otras tantas piedrecillas al tejado y a continuación pasar tres veces por debajo de las andas de la imagen del santo expuesto fuera de la capilla solicitándole sus favores.
Dos cosas han cambiado respecto antaño: los romeros ya no suben a pie por el monte hasta la capilla, ni las pandillas de jóvenes pernoctan en tiendas de campaña, ni se lanzan aquellos pedruscos que en algunas ocasiones acaban golpeando las cabezas de los devotos. Ahora se acude en coche y se lanzan unas pequeñas chinitas para ahuyentar el mal de ojo.
Para completar el rito, previo pago de la voluntad, los visitantes se pueden llevar para sus casas un ramillete, compuesto por ramas de olivo, laurel o romero.