Una madre denuncia el "infierno" de una custodia compartida por quincenas con un niño de 3 años y un padre de "incumplimientos constantes"

Pontevedra
30 de agosto 2024

“Esto es insoportable”. Es la afirmación desesperada de una pontevedresa que desde el 17 de agosto no ve a su hijo de tres años y ha hablado con él apenas unos minutos. El menor está con su padre en cumplimiento del régimen de custodia compartida y esta es la gota que colma el vaso de años de problemas 

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sin usar / Mónica Patxot

"Esto es insoportable". Es la afirmación desesperada de una pontevedresa que desde el 17 de agosto no ve a su hijo de tres años y ha hablado con él apenas unos minutos. El menor está con su padre y tenía que haber regresado con ella a las 10.00 horas de la mañana del miércoles 28. Sin embargo, nada sabe de él y no le responde a los mensajes, de modo que cada vez está más "preocupada". "Es como si hubiera desaparecido del mapa", lamenta, y también cuestiona que en estos momentos no existen instrumentos judiciales que la amparen para una actuación urgente.

Llevaba ya días desesperada porque, en diez días, apenas había podido tampoco hablar por teléfono con él, tan solo dos llamadas de un minuto de duración "interrumpidas y violentadas por el padre con tono agresivo y falta absoluta de respeto hacia mí". Y ninguna videollamada a pesar de haberla pedido, de que ya hace tiempo que realizan este tipo de comunicación y de que la madre apela a informes que indican que le evitan angustia al niño por no verla. Ahora, su angustia ha crecido, pues no solo le impide organizar su vida, sino que empieza a afectarle a la salud esta "utilización del niño" para perjudicarla a ella.

Esta situación actual es "horrible" y "un infierno", pero su desesperación responde a los últimos tres años, en los que denuncia "incumplimientos constantes" del padre en relación con el régimen de visitas -primero en custodia de ella y desde mayo compartida- y comunicación y también situaciones de "hostigamiento", "acoso" y "manipulación"

Para poder contar bien su historia es necesario remontarse a los meses previos al nacimiento del niño. Durante su embarazo, atribuye a su entonces pareja y padre del niño "episodios violentos prácticamente a diario", uno especialmente grave, "de forma desproporcionada", durante un viaje de trabajo en el que ella le acompañó e incluso una agresión física dos días antes de dar a luz, cuando le causó un hematoma en la barriga de ocho meses de gestación. Ese día también la dejó sola en una casa familiar fuera de Pontevedra, sin coche ni posibilidad de volver.

Ese episodio la llevó a romper la relación y las cosas no mejoraron tras nacer el niño, hasta tal punto que el caso acabó judicializado. Esta pontevedresa refiere "insultos" de todo tipo y "amenazas continuas" y relata situaciones como: "él se ausentaba sin preaviso, no llamaba y, cuando volvía unos días después, me acusaba falsamente de no haberle dejado al niño durante todo ese periodo"

"No le vale nada, miente, genera problemas, acosa, abusa, siempre busca molestarme y no dejarme conciliar, me denuncia falsamente…"

Esta madre, que prefiere no facilitar nombres ni detalles personales por no comprometer la identidad de su hijo, relata un auténtico "caos" durante estos años, en los que su vida empezó a escribirse a través de resoluciones judiciales y denuncias cruzadas. "No le vale nada, miente, genera problemas, acosa, abusa, siempre busca molestarme y no dejarme conciliar, me denuncia falsamente…", relata sobre su vida, que llega a definir como "de película de terror". 

Las tres primeras denuncias que ella presentó fueron ya en 2021 y las tres acabaron archivadas. La primera, por una supuesta agresión durante el postparto, a los 15 días de nacer su hijo. Ella se acogió a su derecho a no declarar "por miedo y para que mi hijo no tuviera ese estigma", buscando "calmar las cosas" y ahora se arrepiente y considera que ha sido "el peor error de mi vida. La segunda, por acoso por 58 llamadas del padre en cuestión de dos horas y media . La tercera, por agresión del abuelo y padre del niño en el portal de su casa. Todas archivadas. 

Cuando el niño tenía seis meses, se dictaron las primeras medidas provisionales, que conceden visitas al padre en los 15 días de descanso laboral que tiene en la ciudad, pues trabaja fuera de Pontevedra. La madre hace referencia a informes que él aportó en el juzgado en los que se deduce que tiene turnos en semanas alternas y solo puede hacer cambios de semanas alternas a 15 días cinco veces al año. La madre asegura que "jamás cumplió una quincena ni informó de cuándo venía a Pontevedra ni cuándo marchaba, ya que no estaba obligado a hacerlo".

Comenzaron casi tres años de "incertidumbre" y "caos absoluto" en la vida de madre e hijo porque nunca sabían cuándo el padre estaría en Pontevedra, "imposibilitándome organizar mi vida". Estas dificultades organizativas las atribuye, en especial, a un añadido que se incluyó en una providencia judicial sin que ella fuese consciente hasta que era tarde, en el que se le permitían al padre visitas "cuando esté en Pontevedra". De esta forma, "está cubierto en incumplimientos" y "no avisa ni a dos días vista cuando viene o se marcha".  

"Lo único que ha hecho desde el embarazo es violentarme , arruinarme, perjudicarme gravosísimamente" 

Durante dos veranos continuados, se quedó con el niño todos los fines de semana, siendo imposible en todo este tiempo que llegasen a acuerdos . El desgaste ha sido "terrible" y esta mujer habla de "tergiversaciones, manipulaciones, mentiras, amenazas, insultos".  Llega a afirmar: "Lo único que ha hecho desde el embarazo es violentarme , arruinarme, perjudicarme gravosísimamente" y lamenta que, pese a todo, "el juzgado por ahora lo único que ha hecho ha sido darle lo que pide, no ha sido penalizado a día de hoy por nada"

En abril de 2022 el padre consiguió, por mandato judicial, también visitas los fines de semana y nada mejoró. Además, en esos meses siguientes empezó a sospechar que le dice que está en Pontevedra pese a no estarlo y el pequeño se queda con los abuelos y se dieron casos de que él llevase al niño al médico sin comunicárselo o que le impidió acudir a las bodas de oro de los abuelos maternos.

Las críticas también van dirigidas al papel que juegan las instituciones implicadas en este caso, desde el Punto de Encuentro Familiar a los juzgados, pues en informes y resoluciones han empezado a aparecer alusiones al supuesto síndrome de alienación parental (SAP), una figura por la que incluso la ONU ha pedido cuentas a España por usarlo.  

Durante los últimos años ha habido otros problemas como, por ejemplo, que el padre "se negó a firmar la escuela infantil" que quería la madre, "poniendo problemas durante año y medio" y, de esta forma, "impidiendo" su conciliación laboral y obligándola a tener que hacer frente a unos gastos que calcula en 15.000 euros para contratar a una persona que le permitiese conciliar. Recuerda todo aquel tiempo como una época en la que vivió "haciendo bolillos para encajar todo esto en un régimen de visitas diarias a un padre que siempre generaba problemas".

La situación actual es resultado de una sentencia de noviembre de 2023 todavía en recurso en la Audiencia Provincial. Hubo recursos y peticiones de aclaraciones "no contestadas" y, en aplicación de la misma, desde mayo tienen custodia compartida por quincenas. Por sentencia, el padre deberá comunicarle los turnos a la madre "con la mayor antelación posible" y ambos podrán realizar llamadas telefónicas o videollamadas con el menor en días alternos y siempre y cuando no se hayan producido visitas. 

La madre sostiene que es "imposible" que la cumpla por los turnos de él y lamenta que, a pesar de haberlo advertido en el juicio, no le hicieron caso. Además, indica que, cuando el niño está con su ex, ella no sabe dónde viven. Presentó un contrato de alquiler de una habitación "para rebajar la pensión", luego cambió la dirección a casa de los abuelos y más tarde negó que viviese allí. En la actualidad, "se niega a comunicar el domicilio".

Durante el mes de agosto, que no es mes de vacaciones del padre, debería informar de sus turnos de descanso y a día de hoy no lo ha hecho y, desde el 17, no sabe nada del niño y no se lo entregó cuando en teoría debería hacerlo. La madre, además, insiste en que su ex "se desvive por manipular para que parezca que sí que llama él", evitando así las comunicaciones con su hijo. Incluso le impidió acudir a un evento familiar con la madre que previamente le había comunicado.