El Instituto Navarro de la Memoria ha hecho un llamamiento para localizar a las familias de los presos del penal del fuerte de San Cristóbal asesinados en 1936, en lo que se considera un escarmiento ante un supuesto intento de fuga de esta antigua cárcel franquista.
En marzo de 2022, las autoridades navarras exhumaron los restos mortales de los 21 presos que, tras ser asesinados, fueron enterrados en una fosa común del cementerio de Berriozar. Todos ellos presentaban indicios evidentes de haber muerto fusilados por arma de fuego.
De todos ellos, hasta ahora el banco de ADN creado en Navarra para albergar las muestras de los familiares de personas desaparecidas y contribuir a la identificación de los cuerpos ha permitido identificar a tres de estos hombres represaliados.
El resto continúan sin ser identificados oficialmente. Entre ellos, un joven de O Grove que fue asesinado cuando tan solo tenía 18 años. Se trata de Ignacio Francisco Caneda Deza que, según los registros históricos, era marinero.
Él es uno de los presos exhumados en Berriozar con cuyos familiares no ha sido posible contactar hasta la fecha, según explica el Instituto Navarro de la Memoria. Por ello, han vuelto a hacer un llamamiento para localizar a los allegados que puedan seguir vivos.
Para iniciar el proceso de toma de muestra de ADN, según este organismo, es imprescindible que los familiares de las víctimas se pongan en contacto a través del correo inm@navarra.es.
Los 21 presos fusilados estaban encerrados en el fuerte de San Cristóbal, una fortaleza militar que el franquismo empleó como prisión, desde el inicio de la Guerra Civil española. Participaron en un intento de evasión que frustró el ejército fascista el 27 de julio de 1936.
El 1 de noviembre de ese año fueron ejecutado extrajudicialmente. Tras su asesinato, los cuerpos fueron trasladados al cementerio de Berriozar, donde una placa instalada por la asociación Txinparta-Fuerte de San Cristóbal, en 2009, recuerda sus nombres.