Con la pandemia, San Francisco dejó de usar el comedor de convento y puso en marcha la fórmula de la comida para llevar, despachando los alimentos en la puerta. Esta mecánica siguió empleándose después de que las autoridades sanitarias levantaran las restricciones por el riesgo de contagio por covid y a día de hoy todavía continúa.
Será el próximo mes de septiembre, con el inicio del curso escolar, cuando se recupere el servicio de mesa del comedor de San Francisco, según han confirmado las responsables de la cocina a PontevedraViva.
Para ello habrá que habilitar cuantos turnos de comida sean necesarios pues la capacidad del comedor es de cien personas y la media diaria de usuarios oscila entre las 160 y las 180 personas, con repuntes puntuales en algunas jornadas.
Ahora podrán volver a comer un plato caliente sentados a la mesa, lo que dignifica la situación de estas personas, muchas de las cuales se veían abocadas a comer en la calle. También redundará en un mejor aprovechamiento de los alimentos ya que algunas de las fiambreras entregadas con comida o los bocadillos iban directamente al contenedor de basura por no ser del agrado del comensal.
El perfil del usuario del comedor de San Francisco es muy variado, desde personas sin hogar en una situación de pobreza crónica, toxicómanos, migrantes en situación irregular, algunos vagabundos transeúntes, mucha gente mayor sin recursos e incluso familias en riesgo de exclusión social.
El pasado 13 de junio se cumplieron 36 años del funcionamiento del comedor de San Francisco. Este servicio solidario funciona los cinco de los días laborables de la semana y se financia con la aportación de los fieles a "el pan de los pobres" (las huchas para limosnas instaladas en la iglesia), con donaciones de empresas y particulares y con algunas ayudas de administraciones públicas.