La solidaridad es, desde su primera edición, una de las señas de identidad del festival Surfing The Lérez, que invita al público asistente a donar productos de primera necesidad que luego acaban en la red solidaria local Redeaxuda. Este 2024, ese espíritu ha batido récords y su impacto se deja ver en las ONGD locales.
En la edición celebrada el pasado fin de semana, el público donó siete toneladas de productos y una parte de ellos acabaron en las estanterías de la despensa de Cáritas en la calle Joaquín Costa, desde donde una vez al mes reparten comida entre sus usuarios.
"Aquí siempre hace falta", explica María del Carmen Gallego, administradora de Cáritas Pontevedra, mientras muestra las estanterías del almacén en el que los alimentos comparten espacio con el ropero de la entidad.
Tras el pasado fin de semana, les llegó tal cantidad de comida que tuvieron que pedir refuerzos al voluntariado para poder gestionarla. Contaron con una ayuda extra de gente joven que echó una mano para poder hacerse cargo de los alimentos.
Pasta en diferentes modalidades, arroz, habas, lentejas, aceite y todo tipo de alimentos empaquetados y no perecederos pasaron a llenar las estanterías que la semana anterior estaban casi vacías, junto con latas de conserva y productos de higiene como pañales y comida para bebés.
Desde Cáritas se muestran muy agradecidos por todas las muestras de solidaridad, y por esta en particular, pero también apuntan a que lo ideal es que la población llegue a estar concienciada de que esas donaciones se hagan en dinero que luego pueda llegar a los usuarios en forma de vales de compra con los que ir al supermercado. Sería una medida positiva, sobre todo, para familias con hijos, para que puedan hacer la compra con total normalidad, aunque siempre con alimentos vetados como el alcohol u otro tipo de productos no necesarios.
En el Surfing The Lérez, la Concejalía de Servicios Sociales instaló una mesa de recogida de productos de primera necesidad y la respuesta fue, según la concejala, Anabel Gulías, "espectacular". La cantidad fue tal que en la jornada del sábado por la mañana ya tuvieron que repartir 1.000 kilos de arroz, pasta y verduras al Comedor de San Francisco porque no cogían en el almacén de la Casa Azul. A partir del lunes, comenzó el reparto entre las entidades sociales de la ciudad, entre ellas, Cáritas.