Pablo Galván
El primo de Zumosol da la razón a Jacobo Moreira
El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Galicia dio la razón al Portavoz Municipal del PP en el Ayuntamiento de Pontevedra, Jacobo Moreira, en el asunto de las 5 dedicaciones que el Gobierno Municipal retiró al PP, partido más votado de aquella corporación.
Según la Sentencia dictada por el Alto Tribunal la verdadera motivación del acuerdo municipal fue la de represaliar al Grupo Municipal del PP por negarse a retirar en un mismo pleno municipal una moción para que el Gobierno Municipal suprimiera una de las 13 dedicaciones exclusivas del Gobierno, compuesto por 14 concejales (no creo que exista un caso igual en todo el territorio nacional, con un coste cercano a los 600.000 euros al año).
Recuerdo, perfectamente, aquel lamentable pleno que presencié y, en particular, la forma reaccionaria de actuar del Gobierno, del BNG, con el silencio cómplice y cobarde del PSOE al estilo de "si bwana" y con todo un espectáculo del Alcalde y del Sr Mosquera en plan "terminator", episodio humillante al que, en su día, dediqué un artículo.
La sentencia dictada, que no quise dejar de analizar antes de hacer estas consideraciones, cuenta, en mi opinión, con el máximo rigor jurídico y resuelve la cuestión planteada con sentido común y enorme acierto, pues, pudiendo una corporación municipal decidir el número de dedicaciones, tiene que hacerlo con sujeción a los fines del ordenamiento jurídico y a los principios generales del derecho, so pena por desviación de poder. Entre estos últimos está la prohibición de una decisión arbitraria. Y, esto, fue, precisamente, lo que pasó con un acuerdo plenario, no sólo caprichoso, sino, concretado en unas burdas y descaradas represalias, que pretendían ocultarse bajo unas increíbles excusas de austeridad y proporcionalidad que sólo afectaban a las dedicaciones del PP.
Ante este panorama, Moreira, no se dejó doblegar, haciendo gala de un enorme temple, frente a quien pretendía mearle por encima y hacer como que llueve -tras el rifirrafe el gobierno le ofertó nuevas dedicaciones, pero a cambio de que agachara la cabeza- y accionó judicialmente contra al acuerdo plenario. Y cuando llegó la primera sentencia, desfavorable para el PP, el Alcalde criticaba al PP por acudir a la vía judicial, diciendo "Deberían ter outro plantexamento que ir ao primo de Zumosol, que ademais non lle da moito a razón". Aún así, el Sr Moreira, inasequible al desaliento, interpuso Recurso de Apelación ante el TSJ. Es evidente que, aquellas palabras del alcalde se han vuelto en su contra, pues el primo de Zumosol, ha acabado por darle la razón al portavoz provocando un revolcón de campeonato al Gobierno Municipal, el triunfo del débil contra el fuerte, de David contra Goliat (ahora dirán que David fue ayudado por Zumosol). El Gobierno, que con la primera sentencia hinchaba el pecho por boca del edil Raimundo González por cierto, ahora desaparecido y sin dar la cara - fue "nockeado" en segunda sentencia, la que cuenta por ser firme, dictada por el primo Zumosol.
Ya con la sentencia notificada, al señor Mosquera no se le ocurre nada mejor que intentar liarla. Más le valdría no perder el tiempo en especulaciones absurdas (que si el PP no va a tratar de cobrar las dedicaciones, que si el PP no está a gusto con la sentencia por riesgo de división, etc), comportarse de forma seria, admitiendo que cometió un error de libro y cumplir con su obligación que es facilitar la ejecución de la sentencia de forma elegante compensando, así, su reacción grotesca frente a la moción popular. Parece mentira que un concejal de la experiencia y la inteligencia de César Mosquera pueda caer desde el principio en error tras error y contribuir a fortalecer, enormemente, la imagen del portavoz popular con un tiro que le ha salido por la culata y que debería evitar repetir en el futuro.
El resultado de todo esto es una sentencia que supone una enorme inyección de "autoritas" -saber socialmente reconocido- para quien, sin tirar por la calle de enfrente, consiguió impedir una tropelía. Este actitud de recorrer el camino más duro, arriesgado y digno, tiene doble merito porque no era Moreira quien, personalmente, se jugaba el "cocido" (cobraba como Diputado y, después, de la dedicación que no le dejaron, tampoco partir) y porque, además, dio una lección de compañerismo (no dejó de luchar por sus compañeros, incluidos los que no le comprendieron y dudaron de él) que tuvo que dejarle muy reconfortado. Jacobo Moreira ha demostrado cómo una crisis política se puede mudar en un revolcón en toda regla al Gobierno. Habrá que preguntarse qué dirán, ahora, escritores locales que, últimamente, hacían chascarrillo con la forma de hacer oposición del portavoz popular, a quien podría aplicarse el dicho que el que ríe último ríe mejor.