
Rafael FJ Rios
Once M
Hace unos años, con el fin de resolver las causas de un accidente de aviación en la costa africana, Francia recuperó todos los restos de una aeronave que se encontraban a decenas de millas mar adentro de Dakar. En un hangar de uno de los aeropuertos de París los técnicos y científicos reconstruyeron durante meses las causas por las que murieron más de un centenar de compatriotas además de unas decenas de pasajeros de diversas partes de África.
Una nación que tenga la determinación de bajar al fondo del mar para dar explicaciones.
¿Sí, o no?:
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Prescripción del delito: Código Penal. La primera característica que define a la Justicia es su extremada lentitud, incluso en asuntos menores, que llevan la duración de un asunto a los 5 ó 10 años sin que estas demoras supongan una excepción. ¿Cómo puede ser que se mantenga en el Código Penal la prescripción en veinte años del inmenso atentado del 11 de marzo? Congreso de los Diputados lerdo, pacato, cansino, fofo, patán… O realmente muy atento al quite. Allá la ciudadanía -los muertos, los heridos, las familias, los amigos, los conocidos, España entera- se las componga como pueda ante el mayor atentado de la historia de nuestra nación.
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Recogida de muestras en los trenes. De inmediato el jefe Tedax de Madrid distribuye a sus agentes
para recopilar con exactitud las muestras que se están recogiendo en los trenes. Media mañana: llega el Jefe de la unidad central y revoca todas las órdenes, ordena la entrega de las muestras, tanto las etiquetadas como las que aún no lo están: no hay relación alguna de lo recogido, del detalle de cada objeto, de la pertenencia a cada foco. Todo desapareció. Repetimos: todo desapareció. El Ministerio del Interior se niega a facilitar los nombres de los Tedax para ser interrogados por la juez Coro Cillán: ésta consigue con dificultad que pasen por su despacho.
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Recogida de muestras de explosivos. El Jefe de la unidad central envía las muestras a la Policía Científica sin determinar en dónde están recogidas, en qué consisten, qué tipo de muestra es cada una… El método de trabajo de la Policía Científica en recogidas de material en cualquier actuación, desde siempre, se realizan con absoluta definición de todos sus detalles y jamás se admiten de ninguna otra manera.
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Los trenes desaparecen inmediatamente después del atentado. Desaparecen a partir de la mañana del día 12. Volvamos a repetirlo. Desaparecen a partir de la mañana del día 12. Camiones volquete con las pruebas salen de las vías hacia la jurisdicción del Jefe de la unidad central, Policía Científica. Lo que quedó de los vagones fue destruido y desapareció. Volvamos a repetirlo: los vagones fueron destruidos y desaparecieron. El escenario del crimen desaparece.
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Uno de los trenes queda sin desguazar. El tren de Santa Eugenia fue trasladado a la estación de Vicálvaro en donde permanece un tiempo. Nadie hace nada: tribunal, juez, fiscal, abogados, … nadie sabe que uno de los trenes está “vivo”. A los 6 meses lo llevan a un taller para su reparación, no al desguace. El material del foco de la explosión se guardó en un almacén del taller de una empresa. Policía y Guardia Civil estuvieron en los talleres mientras se hacía la reparación: hay que tener en cuenta que el de Santa Engracia “era el único tren que disponía la Justicia para investigar”. Ningún informe, ninguna pericial, ninguna investigación. Toda la investigación final que se llevó ante el tribunal está basada en fotografías tomadas por policías municipales, ferroviarios y bomberos.
No hay alma que pueda comprender esto.
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Santa Eugenia. Foco de explosión. Al tener conocimiento que hay un foco de explosión sin
desguazar el Fiscal General del Estado ordena su precinto para garantizar análisis posteriores, informando a los órganos judiciales integrados en la causa y en especial al Juzgado de la Audiencia Nacional que la instruye. Jamás se supo de actuación alguna. Unos ladrones roban los restos custodiados y precintados. Los camiones que entraban en el recinto estaban regulados por policías municipales y el taller era vigilado por policías nacionales.
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Mochila de Vallecas. Todos los objetos, bolsas y mochilas abandonadas en los focos de explosión y vagones de los trenes son concentradas en Ifema. Los especialistas Tedax revisan dos veces todas y cada una de las bolsas y mochilas y una vez doblemente revisadas y constatando su total falta de peligrosidad las introducen en un bolsón.
En la casi noche del 11 llega a la comisaría de Vallecas una mochila desde la estación de El Pozo. A tener en cuenta que los Tedax habían recogido todo y concentrado los bultos en Ifema a lo largo de la mañana y primeras horas de la tarde. Llega una mochila casi de noche y contiene una bomba. El agente de la Policía Científica que la revisó declaró en el juicio que acudió a la desactivación de dicha mochila mientras un Tedax hacía fotografías. Cuando se realiza esta revisión la mochila ya no era tal, sino una bolsa de basura. Quiso seguir sacando fotografías, pero se lo impidieron bruscamente y lo echaron del lugar: “no hacen falta más fotos”. No queda constancia fotográfica del artefacto desactivado. Le ordenan entregar el carrete con las fotos, que jamás han aparecido. También quedó constatado que el artefacto no habría podido estallar porque no estaban hechas sus conexiones eléctricas.
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Metralla La directora del Instituto Anatómico Forense que supervisó y coordinó las labores de identificación y autopsias declaró ante la juez bajo juramento: “no había metralla entre nuestros 191 muertos”. La mochila de Vallecas contenía clavos y tornillos, metralla de la que carecían las bombas de los trenes. A lo largo de la instrucción la supuesta metralla de los trenes aparecía, desaparecía y se transformaba en función de cada circunstancia.
En donde aparecieron los mismos clavos que contenía la mochila de Vallecas fue en el piso de Leganés. Y apareció en el juicio un clavo similar, un solo clavo, en el vagón que estalló en Téllez, lo que originó la secuencia y explicación: en los trenes solamente se había recogido un único clavo, la mochila tenía el mismo tipo de clavos… y en Leganés -en donde explotó un piso con sus moradores dentro- también había clavos. Pero no había coincidencias entre la metralla de Leganés y la de los trenes, la que estaba basada en un único clavo.
Dos años después del atentado el inspector Sánchez Manzano envía al Juzgado un informe en el que da cuenta de la súbita aparición de 21 tornillos y 33 clavos procedentes de los focos de los trenes. Lo que no existía, ahora existe: tornillos y clavos que ahora sí tenían coincidencia con la mochila de Vallecas.
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Cadena de custodia. Caos en la recogida de muestras de los trenes, sin actas de recogida, sin inventarios de muestras, sin fotografías. Tampoco hay inventario alguno del laboratorio químico de los Tedax, sin fotografías ni descripciones de las muestras. En el informe pericial se lee: “La cadena de custodia de las evidencias es desconocida para los peritos actuantes. Que hemos solicitado por activa y por pasiva que se nos informase de la cadena de custodia a la que han sido sometidas las muestras”. No ha habido respuesta alguna.
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La juez Coro Cillán. La Asociación de Víctimas del 11M presenta en 2009 una querella contra el Comisario-Jefe de los Tedax y su perito químico. Querella criminal como “presuntos autores de los delitos de omisión del deber de perseguir delitos, encubrimiento por ocultación de pruebas y falso testimonio”. El Juzgado que preside Coro Cillán admite a trámite y desarrolla durante dos años y medio una investigación, con apoyo del fiscal, mientras va salvando múltiples obstáculos de todo tipo. Logra la comparecencia de numerosos testigos policiales y otros que no lo habían hecho en el juicio del 11M. Declaraciones que aportaron importantes nuevos datos con lo sucedido en los trenes y en la recogida de muestras. Al día siguiente de hacer comparecer al presidente de Renfe, 6 de febrero de 2012, la Audiencia declara el sobreseimiento por “cosa juzgada”: carpetazo y final. Pese a varios recursos contra esta decisión, la jueza Coro Cillán es suspendida cautelarmente en octubre del 2013, y posteriormente inhabilitada por prevaricación generada en otro asunto. Su vida quedó destrozada.
11 de marzo de 2004
191 muertos, 1.857 heridos, una nación golpeada.
Contaba Fernando Múgica: Las redes del CNI, de la Guardia Civil, de la UDYCO y de la Policía -UCO, UCE, UCII, UCIE, UCAO…- controlaban las caravanas de la droga, las rutas de los explosivos, las reuniones de los integristas islámicos. Durante los últimos años todas las tramas de traficantes se habían puesto bajo la lupa policial con muchos medios. Las rutas del explosivo hacía tiempo que estaban bajo la supervisión del CNI y de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. El control y la infiltración de radicales islámicos estaba manejada por la UCIE, de la policía y la UCE2 de la Guardia Civil, pero sobre todo por el CNI.
Después del 11-S se habían redoblado los esfuerzos en esa dirección. No faltaban traductores, ni analistas, ni agentes de campo, bien entendido que, en un servicio secreto, siempre se considera que el doble aún sería insuficiente. Los atentados del 11-M produjeron una enorme sorpresa a los distintos grupos de inteligencia. Pero lo que realmente causó estupor fue la inmediata captura de los responsables y la aparición fulgurante de las pruebas.
Hubo una batalla sorda por averiguar implicaciones y complicidades. Todos querían guardarse munición -y lo hicieron- por si venían mal dadas... La sentencia no ha sido más que la consagración salomónica de la parte de la versión oficial que resulta suficiente, de cara a la galería, para pasar página por parte de las distintas corrientes. Ha dejado al descubierto, sin embargo, suficientes lagunas como para que nadie pueda proclamarse vencedor.
Los políticos de ambos signos lo tenían asumido hace tiempo. Era mejor eso que desvelar que agentes incontrolados de potencias extranjeras hubieran cambiado, sin nadie que se lo impidiera, la historia de España. No podían admitir además el control, bordeando la complicidad, que habían desarrollado durante años para alimentar y tener controladas a las bandas del norte y del sur, a ETA y a los musulmanes radicales.
¿De dónde salían todas aquellas evidencias que habían pasado hasta ese día inadvertidas? ¿Estaban preparadas de antemano o fueron saliendo una detrás de otra, como las cerezas en un plato, en un puro ejercicio de improvisación? Si hubieran estado preparadas no habrían tenido esas inmensas lagunas que más tarde fueron incapaces de cuadrar, aunque lo intentaran, incluso a martillazos y ante la ceguera y la apatía general.
Cuando colocaron la mochila de Vallecas no podían saber que las verdaderas bombas no llevaban metralla. La pusieron en el convencimiento de que lo normal es que la llevara. Luego tuvieron que decir a El Gitanillo en su declaración de junio aquella frase presuntamente pronunciada por Trashorras en la mina: "No os olvidéis de los clavos y los tornillos", solo para justificar la metralla de esa mochila.