Rafael FJ Rios
Economía políticamente hablando
Aviso y recuerdo a navegantes: toda vez que apareciere tal que presidente, ministro, político, alto funcionario, sindicalista, votante o persona pública a dar cuenta de las inmensas virtudes que encierran las frases, decretos, leyes y proyectos que proclama y que son anunciados a bombo y platillo en medios de la modernidad vigente, recuerden este panel.
Método de construcción de la línea azul:
Definición de país avanzado. Un país avanzado es aquel que obtiene unos excelentes resultados en unas cuantas variables-clave para el presente y el futuro de sus ciudadanos.
Para obtener dichos resultados toda la sociedad no solamente ha de partir de unos buenos niveles previos de formación, sino que ha de disfrutar de un alto nivel de independencia respecto de las ideologías estatales y del propio aparato del Estado, desarrollando su iniciativa personal sin que el Estado intervenga de forma invasiva ni de que las relaciones empresariales se vean afectadas una y otra vez por continuas intervenciones legistativas.
El primer nivel de libertad e independencia individual es una buena educación, libre y no parasitaria de las ideologías estatales. A la misma altura las relaciones de empleados y empresas han de estar definidas con la mínima intervención estatal, dejando a ambas partes desarrollar su iniciativa y eliminando todos los costes con los que pueda intervenir el aparato político. Se obtendrían las bases de una educación exigente y eficaz, además de un sistema de empleo y nivel de empresa de alto valor en los que los empleados y trabajadores tendrían buenos niveles de formación, a los que sería necesario retener, y con plena libertad de movimientos.
Teniendo la educación y el empleo en buen funcionamiento y alta calidad, la administración pública ha de ser eficiente e incurrir en los mínimos gastos posibles, teniendo siempre presente los estrictos objetivos establecidos previamente y a los que tiene que dedicarse, eliminando de raíz el alto grado de intervención administrativa en los procesos económicos. Será la iniciativa privada la que proveerá servicios que complementarán la oferta pública.
Una sociedad avanzada no incurre en déficit presupuestario una y otra vez: solamente lo hace cuando las circunstancias obliguen y se proceda a gastar más de lo que se ingresa. Circunstancias debidas a crisis económicas generalizadas, con el exclusivo fin y durante el plazo determinado que lo hubiera causado, y proceder inmediatamente a la obtención en sucesivos ejercicios de los superávits necesarios para corregir los desequilibrios.
Por tanto, la deuda pública se mantendrá siempre en los criterios predefinidos y nunca será superior a dichos niveles. En el caso anterior de crisis generalizadas, y en los años inmediatamente posteriores se ha de enjugar la deuda excedida para mantenerse en criterios y no provocar los costes inducidos de retribución de intereses de la deuda.
La presión fiscal será la mínima posible en cuanto que la recaudación de impuestos ha de generarse mediante la expansión de la actividad productiva y el empleo, nunca mediante altos impuestos. Las reformas irán encaminadas a liberar la actividad empresarial de tal manera que será el incremento de la actividad y el desarrollo económico expandido el que se grave fiscalmente. Ni familias ni empresas van a recibir por un lado subsidios ni subvenciones, y por otro lado tampoco se han de ver esquilmadas a impuestos sobre una actividad mengüante o en mediocre desarrollo, o con cierres de empresas y pérdidas de empleos.
Variables-clave del desarrollo de una sociedad:
Decir a las ideologías que idolatran el Estado que lo que hacen es empobrecer la sociedad, es algo sabido. ¿A qué país se quieren parecer?
. ni la población ocupada (depende del grado de intervención estatal en la economía),
. ni el nivel de calidad ni la cantidad del empleo (depende del nivel de la educación y por tanto del grado de intervención estatal),
. ni las finanzas públicas (cuyo desastre es consecuencia del altísimo nivel de gasto político y masiva propaganda consiguiente para su venta al por menor),
ninguno de los criterios que idolatran al Estado llevan a la nación española al bienestar: en su lugar nos dirigimos hacia sociedades económicamente menos avanzadas, en una caída constante año a año mientras por delante de nuestros ojos pasa la realidad: el Estado, la presión fiscal, el gasto público y el gasto político no crea riqueza. Lleva la sociedad a la decadencia económica.
Políticamente las sociedades constreñidas por el pensamiento estatalista van adoptando un menor grado de calidad democrática: las minorías -con el apoyo decidido de las ideologías de izquierda- tienden a saltarse los equilibrios constitucionales por encima de la nación de todos poniendo en peligro la convivencia entre ciudadanos. No persiguen sociedades abiertas para todos, sino sociedades cerradas para unos pocos. O para bastantes, da igual. Al resto que los zurzan: se quedan sin derechos como ciudadanos de segunda bajo el dominio nacionalista.