Manuel Pazos
El PSOE de Marín considera insostenible el actual presupuesto municipal
Nuevamente en el mes de agosto se va a tramitar el documento contable más importante de Marín que es su presupuesto municipal para el año 2022. Con más de ocho meses de retraso y a falta tan solo de cuatro meses para finalizar el año.
Los socialistas entendemos que el presupuesto municipal es la hoja de ruta económica y política del gobierno local para Marín. Donde plasma sus políticas y donde se observa la situación económica municipal a las claras. Y para nosotros hay varios datos claramente preocupantes.
El primero es el aumento de la deuda municipal. En tan sólo dos años hemos pasado de no tener deuda alguna, a figurar más de 4,6 millones de euros con la inclusión de los últimos préstamos solicitados para la construcción del auditorio.
Se trata de uno de los mayores niveles de endeudamiento que ha tenido nunca este municipio. Dos millones de euros más que cuando María Ramallo entró en la Alcaldía en 2011.
Por otro lado vemos con preocupación lo que sucede con los ingresos municipales. Hay dos fuentes de financiación principales, los ingresos que efectúa el propio ayuntamiento por un lado, y por otro las aportaciones del Estado y la Xunta a Marín.
Aquellos que dependen de una recaudación municipal (impuestos directos y tasas) han pasado de 7,26 millones de euros en el último presupuesto prepandemia (2018) a 7,15 millones de euros este año, a pesar de tener el mismo nivel impositivo y fiscal en Marín. Este descenso de recaudación lo que indica en nuestra opinión es un pérdida general de actividad económica (urbanismo, comercio, industria…) en Marín que acaba repercutiendo en los ingresos municipales (-110.000€).
Sin embargo los ingresos del estado se han incrementado en este mismo periodo nada menos que en 1,1 millones de euros, que es lo que realmente sostiene económicamente al ayuntamiento de Marín. Hemos pasado de recibir 5,2 millones de euros a 6,3 millones del Estado en el mismo periodo en el que Marín redujo su capacidad de ingresos. Sólo en el último año el Estado ha subido su aportación a Marín en nada menos que 726.000 euros.
También aumentan las aportaciones de la Xunta, si bien se trata de una cuantía cinco veces inferior a la del Estado, pero que también se han incrementado significativamente pasando de 0,7 a 1,27 millones de euros desde 2018.
En cuanto a los gastos municipales observamos que prácticamente todo el dinero se va por un lado en gastos de personal, concretamente 6,1 millones de euros que representa el 41% del gasto, y por otro lado en gasto corrientes y servicios (suministros, servicio de basuras, electricidad, telefonía, limpieza, trabajos de consultoría…) que supone 8,2 millones de euros, lo que representa el 55% de los ingresos. Sólo estas dos partidas consumen el 96% del presupuesto municipal.
La consecuencia con este nivel tan alto de gastos fijos es que el capítulo 6 dedicado a "Inversiones Reales" se queda sin dotación económica.
Estamos por tanto en nuestra opinión en un presupuesto insostenible económicamente ya al corto plazo, porque los ingresos apenas cubren los gastos fijos previstos y por eso la solución que tiene María Ramallo para financiar sus obras es solicitar préstamos bancarios con la idea de que sean las futuras corporaciones las que paguen sus deudas.
Queremos aclarar aun así que el presupuesto cumple con las normas fiscales porque actualmente se han flexibilizado con el fin de hacer frente a las consecuencias de la pandemia. De no ser por esta flexibilización, hace tiempo que el gobierno local tendría que haber encarado con seriedad el problema de las cuentas del que venimos advirtiendo dos años.
En resumen, el gobierno de María Ramallo aprobará con su mayoría absoluta un presupuesto municipal insostenible y que recoge un endeudamiento record en Marín de 4,6 millones de euros. María Ramallo deja actualmente al ayuntamiento con 2 millones de euros más de deuda de la que había cuando ella accedió a la Alcaldía en 2011. Qué lejos quedan sus apelaciones constantes a no gastar lo que no se tiene o a quejarse de la herencia recibida.