Milagros Domínguez García
Continuaremos intentándolo
Hace unos días la Xunta de Galicia dio a conocer el fallo de las Medallas Pardo Bazán que fueron creadas en el año 2019 con la finalidad de reconocer acciones relevantes desarrolladas en la comunidad a favor de la igualdad entre mujeres y hombres. Cada año se conceden tres condecoraciones, todas ellas de carácter exclusivamente honorífico y que pueden recaer sobre personas o colectivos, entidades o instituciones de carácter público y privado
Este año han recaído sobre la Fundación María José Jove, la Asociación Íntegro y la primera farera de Galicia, Cristina Fernández.
Lo primero que quiero y debo hacer es felicitar a cada una de las galardonadas y agradecerle su trabajo y dedicación para lograr una sociedad más igualitaria y por lo tanto más justa, muestra y refuerzo de la idea de que juntos somos más fuertes, útiles y remando al unísono se llega a puerto. Y por supuesto, extender la felicitación y el agradecimiento a la Xunta de Galicia por su trabajo otorgando estos reconocimientos que son, sin lugar a dudas para quiénes los reciben, un aliciente para continuar desarrollando su trabajo.
A mí me contaron siendo niña que todo es posible, más tarde la vida me dijo que no, que no siempre es así y yo, quizá por mi naturaleza a veces intrépida y otras prudente siempre buscando la supervivencia, creé para mi misma el concepto de que sólo obtendré el no buscando el sí y que además intentarlo no es de osados, sino de valientes.
Y lo intenté. Preparé un dosier con una propuesta para este honorable galardón, que tras muchas vicisitudes por una torpeza innata que me adorna, logré entregar una mañana en las oficinas de la Xunta de Galicia de Pontevedra, de donde salí con una sonrisa porque habría logrado salvar mis propias limitaciones tecnológicas, gracias sin duda a una amable funcionaria que puso su empeño ya que era el último día para la recepción.
Aquella sonrisa de satisfacción, yo y mi soledad, nos tomamos un delicioso café en el que hubo tiempo para la reflexión de que aunque para muchas personas aquello que yo acababa de hacer no tendría relevancia, para mí era, además un homenaje a quienes me enseñaron a que cuando crees en algo justo debes dar la cara por ello y pelear con convicción, con argumentos y con amor porque así es la vida, una persecución continua de aquello en lo que creemos que puede mejorar la vida de otros y la nuestra propia, un trabajo que a veces aunque lento puede dar muy buenos frutos y la tranquilidad de que intentarlo es en sí mismo una victoria.
Mi propuesta iba dirigida a que le fueran reconocidos sus méritos al Plan Director para la convivencia y mejora de la seguridad en los centros educativos en sus entornos de la Comandancia de Pontevedra; y se preguntarán por qué yo los creo merecedores del galardón, pues es sencillo: porque hacen eso que yo hago cada día, intentarlo… Intentan reducir la violencia, intentan fomentar la igualdad, intentan acabar con la xenofobia y la homofobia, intentan erradicar el consumo de drogas y alcohol, intentan inculcar el valor de la naturaleza y además lo hacen en el lugar que posiblemente debería ser el más sagrado para la sociedad entera: los centros escolares, porque es ahí donde se está gestando el futuro, y dependemos de que ese futuro lleve sembradas en su interior unas semillas que den un fruto que haga del mundo un lugar mejor.
Y lo siento porque no he logrado ese reconocimiento para esas mujeres y hombres que constantemente están en las aulas de nuestros hijos intentándolo, procurando sembrar en ellos para un futuro más justo e igualitario. Yo que he tenido la oportunidad de colaborar con ellos lo sé de primera mano y sé también de sus esfuerzos porque los recursos no sobran, y sé de su entrega porque para ellos no es un trabajo simplemente.
Siento que en está ocasión no ha sido posible pero seguro me comprenderéis cuando os digo que lo hemos intentado y continuaremos haciéndolo. Vosotros en esas aulas, en primera línea, con nuestro futuro en vuestras manos y yo, mientras tenga fuerzas, desde donde esté, revalorizando y dando a conocer siempre vuestra labor de tantos años, impulsada por personas que son oro para nuestra sociedad y que, a pesar de no haber sido honrados con ese reconocimiento, no significa que no haya méritos de sobra para ello.
A vuestra entera disposición siempre y mi agradecimiento por hacerlo, por intentarlo.