Manuel Pérez Lourido
Disensiones
Llevo dos días sin dormir desde que leí que David Villa no felicitó a Leo Messi después de que este marcarse un gol en el partido contra el Mallorca.
Los periódicos son crueles: deberían evitar exponer a las psiques sensibles a noticias tan dolorosas. En la radio y en la televisión no se habla de otra cosa, además de las tonterías de los desahucios y la mala situación económica: parece que esos dos no se llevan muy bien. Es más, el deterioro de la relación llega al extremo de que han discutido delante de otras personas. Concretamente durante un partido se cruzaron recriminaciones porque uno dio un puntapié al balón cuando el otro esperaba un pase. Es intolerable. Cuesta creer que en un club modélico como el Barcelona, o por lo menos con una vocación de club modélico tan evidente, se llegue a un deterioro tal de la convivencia.
Yo tengo mi propia teoría al respecto, que por supuesto les daré a conocer: la culpa la tiene Josep Guardiola. Más concretamente: la culpa la tiene la ausencia de Guardiola en el banquillo azulgrana. El nuevo, Vilanova, no tiene ojo para estas cosas. Guardiola ya los habría llamado al orden y obligado a hacer yoga juntos durante un mes.
Mi vecino dice que no es para tanto, pero ¿qué ejemplo se le está dando a los niños de este país?. El máximo goleador de la selección campeona del mundo y de Europa y de España y el mayor astro del fútbol mundial, discutiendo en el terreno de juego. Yo creo que el auténtico culpable de todo esto es el verdadero rey de la discusión y la riña: Mourinho. El es quien ha traído el germen de la disensión al fútbol español, él es quien ha sembrado una forma de proceder que se extiende como la pólvora y ya alcanza hasta los vestuarios más angelicales, como el del eterno rival. Esta expresión "eterno rival" estoy por apostar que ha sido acuñada por Mourinho en la sombra.
Cierto es que, hablando de desencuentros entre jugadores del mismo equipo, guardo en la memoria (otros lo hacen en la retina, cómo rayos lo consiguen es algo que se me escapa) una imagen de un equipo mítico de nuestra tierra. Hablo del Celta de Vigo. Hablo de Mostovoi. Hablo de Patxi Salinas agarrándolo por la pechera en El Molinón cuando el ruso hacía amagos de abandonar el campo porque sus compañeros no le pasaban bien el balón. "Mostovaite" rezaba una pancarta viguesa la jornada siguiente. Los gallegos siempre hemos tenido una retranca de la leche.
En fin, yo lo único que pido, ya que Guardiola no va a volver de momento, que está descansando tras una agotadora carrera como entrenador, es que Tito Vilanova intermedie entre ambos cracks de la pelota. Podría, por ejemplo, en abierta exhibición de seny, arremangarse hasta el codo, acercarse a la línea divisoria del campo (arriesgándose a recibir una tarjeta amarilla) poner las palmas de la mano en la boca a modo de bocina y gritarles: "No discutáis, no discutáis". Igual no servía para nada, pero sería una imagen inolvidable.
14.11.2012