Beatriz Suárez-Vence Castro
Torna a Sorrento
El alcalde de la localidad costera de Sorrento, en Italia, ha prohibido desde el ocho de Julio, que las personas lleven como única ropa bikinis o bañadores fuera de la zona de playa.
Massimo Coppola ha dicho que la creciente práctica de caminar en trajes de baño cada vez más pequeños estaba molestando a los lugareños y que él personalmente había sido testigo: "Comportamiento que la mayoría de la gente considera contrario al decoro y la decencia que caracteriza la convivencia civilizada".
Y agregó: "La continuación de esta situación, además de generar malestar e incomodidad en la población residente y entre los visitantes, podría generar un juicio negativo sobre la calidad de vida de nuestro municipio, con consecuencias para su imagen y para el turismo”.
El Ayuntamiento ha dicho que agentes de la Policía Municipal patrullarán las calles para asegurarse de que la gente no ande sin camiseta o en bañador, con una multa de 500 euros para quienes incumplan la ley. La norma se está empezando a implantar en otras localidades de Bélgica, Francia y también España.
La cuestión da para un debate. Por mi parte, lo tengo claro: estoy con el alcalde que no sé qué tendencia política tiene ni me importa.
Aquí la gente se descalza para entrar en un templo budista pero si la iglesia es catòlica, va con el culo al aire. Por aquello de que hubo mucha represión por parte del catolicismo. Y por modernos y por liberales. Lo de mezclar churras con merinas, es muy de aquí. Muy de inmunidad de rebaño.
Lo de conducir o comer sin camiseta también es muy de aquí.
Ha empezado a multarse cuando se lleva conduciendo. A más de uno se le ha quedado la marca del cinturón de seguridad y no se le ha borrado hasta el invierno.
Pasear por ciudad sin camiseta empieza a ponerse de moda, independientemente de que haya 45° ,que ya en Galicia es posible y el sol esté en lo más alto, siendo recomendable usar tejidos ligeros transpirables en lugar de ir a pecho descubierto para no quedarte como un pollo al Grill. Sino por decoro (obsoleta palabra que algunos carcas echamos de menos), por no colapsar las urgencias hospitalarias .
A mí lo del alcalde de Sorrento me parece poco atrevido. Corto se ha quedado porque se ve que le ha dado apuro llamar la atención sobre la higiene.
Yo, como no tengo que templar gaitas con nadie, no tengo reparo en pedir por favor que se cuiden los pies que asoman por las chanclas. Se comprende que haya gente que no quiera gastar en una pedicura, gasto supèrfluo, por lo que se ve. Pero hay tijeras de uñas en los chinos y agüita y jabón.
No me refiero a los pies de los peregrinos, que pasan muchas calamidades, sino para el que va jugueteando con su I-phone último modelo pero no gasta en champú ni desodorante.
Esto se veía venir, porque ir a pecho o culo descubierto no es más que la versión veraniega de la ropa deportiva para todo. En bikini o bañador fuera de la playa, va la misma/ o que lleva el chándal cuando no hace deporte. Hasta a los niños los viste de chándal todo el día aunque vayan al conservatorio en lugar del gimnasio.
Nadie ha protestado,por no quedar de finolis, salvo Carmen Lomana que dijo una vez que ella desterraria el chándal de los aeropuertos. Pues de aquellas aguas, vienen éstos lodos.
Yo no digo que todo el mundo tenga que ir como en Sotogrande, preparados por si hay un fotógrafo del Vanity Fair para proponer una portada, pero como decía Fernando Tejero en 'Aquí no hay quien viva', sería de agradecer ir con "un poco de por favor" que los ojos sangran.
El espacio público es de todos, faltaría más, pero las normas para que ese espacio esté limpio y la gente que lo utiliza, presentable, solo es, a juzgar por lo visto y que ha llevado al alcalde de Sorrento a tomar medidas extraordinarias, para unos cuantos pijos. Porque de pijos ya es ahora todo. No hace falta que lleves un polo de Lacoste. Con que vayas limpio y digas por favor y gracias, ya eres pijo rematado.
No les cuento si tratas a una persona de usted o das los buenos días, te miran como si acabaras de salir del 'Ministerio del Tiempo'.
Las normas de lo que antes se conocía como urbanidad no se han hecho para joder a nadie, explicando en plata, se han hecho para garantizar un mínimo de higiene y convivencia.
Si uno/una quiere que su casa huela a pies desde la entrada a la cocina y sus invitados están de acuerdo, soy la primera en callarme y no ir.
Pero si canta la Traviata y toda las óperas de Verdi desde el sobaco un día sí y otro también en la oficina, el ascensor o incluso en unos soportales, igual tengo algo que decir. Llámenme pija.
Se ha querido ser tan enrollado que se ha confundido democratizar con vulgarizar y con poner el rasero por el suelo
Nada tiene esto que ver con la aporofobia porque hay pobres que van dignos, limpios y hablan mejor que el guarro del I-PHONE. Tiene que ver con hacer lo que te sale del moño en cualquier momento, moleste a quien moleste, en público ,porque eso se confunde con libertad.
Libertad es poder estar a gusto en cualquier lugar público, pero no sólo una o dos personas sino todos porque lo público es de todos. Para eso tenemos que esforzarnos precisamente todos, un poquito.
Igual que nos aprendemos de corrido la alineación de nuestro equipo de fútbol sin que nadie nos vaya a tomar la lección, podemos ir limpios y adecuadamente vestidos sin que tenga que venir el alcalde a decírnoslo. A mí me parece menos esfuerzo que aprenderse lo del fútbol, que parece la lista de los Reyes Godos que tenían que aprenderse los que son ya hoy abuelos.
Y si me apuran poniéndome estupenda y un poco tonta, me parece mucho más necesario. Aunque me insulten como al alcalde de Sorrento que solo quiere ayudar y nadie se lo agradece.
Otra cosa les digo: a la casa del guarro del I-Phone, no, pero a Sorrento, yo me iba mañana .
A apoyar al Ayuntamiento. A conocer a Massimo Coppola y compartir con èl un paquete de kleenex llorando juntos por las buenas maneras perdidas, sin usar las mangas para sonarnos, que si nadie lo remedia será la siguiente moda.
Solos, pero dignos siempre y digan lo que digan.
Y si me tengo que empadronar allí una temporada para que salga reelegido, pues lo hago, que a mí Italia me encanta.