Manuel Pérez Lourido
Apocalipsis Now
La noticia fue recogida en todo tipo de medios informativos: en una playa de Alicante, un jabalí salido del mar atacó a una señora que tomaba el sol en el arenal. Mi reacción fue inmediata. Ha llegado el apocalipsis. Tengo que avisar a la familia y sobre todo a mis cuñados, que están a punto de cambiar de coche. Esto es cuestión de días, cuando no de horas.
Yo algo me estaba oliendo, ya había percibido señales de actividad paranormal que anunciaba la tremenda crisis. Eso de que el Madrid elimine in extremis a Chelsea, PSG, Manchester City y luego gane en la final al Liverpool para conquistar su decimocuarto título europeo no tiene explicación humana posible. Lo de Juan Carlos de Borbón y Borbón en Sanxenxo me pareció también sospechoso, aunque finalmente me decidí por situarlo dentro del surrealismo. Cuando vi que tenían que ayudarle entre dos adultos a salvar las gradas del Pabellón Municipal me dije "meu rei". Y luego "nunca mejor dicho". Pero no, ya no es rey, abdicó y por algo sería.
Después creo que fue cuando empecé a rechazar cookies, en el móvil y el portátil. Si usted, como hacía yo, es de los que las acepta para quitarse del medio estorbos cuanto antes, le recomiendo que cambie de estrategia. No lleva más que unos segundos hacerlo, rechazar las cookies, y le aseguro de dejará de recibir tanta propaganda como antes en sus dispositivos. No se librará de toda, claro, porque entonces habría que plantearse si sigue usted vivo, pero créame que le compensará.
Igual esto que he comentado de las cookies no tiene mucho que ver con las inquietantes señales que anuncian la cercanía del fin del mundo, pero nunca se sabe.
En honor a la verdad, también he percibido señales de que nada ha cambiado, de que todo sigue como siempre, de que nada se crea ni se destruye, tan solo se transforma. Por ejemplo, un sucedido de hace quince días. Concierto de Vetusta Morla en la Azucreira de Portas, pero antes tengo que ir a Vilagarcía para recoger a D. a la estación del ferrocarril. Detrás de la oreja se me instala una mosca doméstica de proporciones comunes, que comienzan a ampliarse conforme pasa el tiempo y se confirma que el tren A Coruña-Vigo llegará con retraso a Vilagarcía. Y mientras el recinto del concierto se va poblando de público, servidor se sube por las paredes de Adif porque la distancia entre Catoira y Vilagarcía ha necesitado media hora para ser cubierta. Gol por la escuadra de Normalidad en la portería del apocalipsis.