¡O tempo está tolo! Exclamación de nuestros antergos. La observación y sus vivencias irradian gran sabiduría, ya que ellos fueron hijos de la Naturaleza; respetaban sus leyes y reciclaban todo lo que producían sus campiñas, las laderas de sus montes. Ya en sus tiempos, se sufrían cambios climáticos; los desconcertaba un poco.
Estaban acostumbrados a diciembre y enero que les regalaba fuertes lluvias, vientos iracundos, heladas y las blancas nieves, embelleciendo sus montes.
¡No eran esclavos de "Las eléctricas"! Usaban el candil y alguna linterna, no despreciaban ningún elemento: talan los pinares; con las ramas, las trocean y sirven de carburante en sus pétreas ladeiras, que las alimentaban con buenos troncos del duende de nuestros pinares.
Los sobrantes de sus leñas, las portaban a esta plaza; comerciaban con ella, siempre, con esa graciosa retranca gallega.
Nuestras abuelas, verdaderas luchadoras por el bienestar de su hogar, carecían de despertador y otros menesteres de ahora. En el corral, estaba el chulesco gallo, con un pulmón que ya lo quisiera Pavarotti. A la primera luz del alba, con sus estruendosos Kikirikis, despertaba a todos; se levantaban y se preparaban para sus tareas. Las señoras de la casa, primero: luchadoras, sacrificadas; ganaban su sustento con sus esfuerzos, no con las pantomimas de una corriente ambigua de algunas "Feministas". No había esa estupidez de mujeres maltratadas; ellas fueron y serán las grandes almirantes que llevan su barco a buen destino; no protestaban. Sus maridos tenían sus labores bien diseñadas. No sabemos la antigüedad de esta coqueta plaza; la podemos situar entre los siglos XIV-XVII; ojalá acierte…, ¡me pondrán a caldo!
Os veo muy animados. Sentados y saboreando las tapas, todo relato se hace más agradable. ¡No os empachéis! ¿Sigo?
Muchos carpinteros eran de Mourente; talaban árboles y los ajustaban para flotar barcos en el Peirao, que ya visitamos. Con los restos, los contaban en feixes de leña. Lo mismo sucedía en otras parroquias que rodean esta villa.
Llegaban de sus lugares nuestras mujeres, con el feixe en la cabeza; otras, con un burro maleducado y tozudo, tirando por un carro; ofrecían trozos de troncos para alimentar las chimeneas de los mandatarios de entonces.
Nuestras bravas mujeres se conocían todas; se sumaban las sirvientas de tan honorables señores. Entre ellas, cotilleaban todos los sucesos: las sobrinas del Cura, sí alguna fue abandonada por su querido y otras fanfarrias.
Las sirvientas comentaban los deslices y enamoramientos de sus dueños. Para justificar su retraso, parodiaban el regateo, muy común en nuestros pueblos. Al final, se trocaba la leña y todas, llenas de novedades, volvían a sus hogares.
En honor a estas dignas mujeres, trabajadoras, que no vivían del cuento, esta plaza la denominaron "Plaza de La Leña".
- ¡Bien expuesto! Nos olvidamos del gran sacrificio de nuestras abuelas. Esto merece otra tapita con ese albariño, que ya se va igualando a nuestro fino. ¡Bonito crucero! Comenta algo sobre él.
Otra maravilla con una gran historia de trashumancia, es el emblemático crucero que vigila, pone orden, encanto a esta Plaza. Así, en 1941 se coloca en la Plaza de la Leña el que procedía de Caldas de Reis; estaba roto en varios pedazos: Castelao lo recompuso, provisionalmente, para la realización de su estudio sobre "As cruces de pedra na Galiza".
Observamos que la base y el fuste no corresponde, estilísticamente, con el capitel. ¡Mirad! En esta parte, representa a Cristo Crucificado, apoyado en un dintel corintio; en la otra, a María con su Hijo. Nos lleva a pensar en las imágenes prerrománicas.
Castelao manifiesta que los primeros cruceros de Galicia surgieron sobre el siglo XIII y que reflejan cierto estilo gótico. Sobre esta opinión surgieron y surgen varias discrepancias. Unos mantienen que fueron erigiéndose, después del Concilio de Trento.
Difieren de Castelao, Salvador Fernández de la Cigoña Fraga, 2015: "desmontando la tesis de Castelao, sobre el origen de los cruceros gallegos. Otros autores, siguen apostando que los cruceros en nuestra Galicia tuvieron su auge después del Concilio de Trento (1564): Anastasio Machuca Díez, Clodio González Pérez y otros.
¡Hay controversia! Ya tenéis temática para discutir. Tened en cuenta que Esta Tierra Gallega es madre de la cantería; los maestros canteros, la mayoría, elaboraban los cruceros, plasmando su interés o de los mandatarios que les pagaban. Esto, es una reflexión, pudo llevar a los estudiosos a pincelar sus orígenes en distintos siglos.
- ¡Oye! Nos encantaría que nos hablases del origen de los cruceros. ¡Camarero! Venga otra cervecita con esos crustáceos que caminan al revés.
¡Ya me estáis sugiriendo que comente el origen, sentados en estos bares de misterio y duende! Hay diversos estudios, opiniones sobre el origen de nuestros cruceros. Hemos de ser prudentes al hacer nuestro cualquier ensayo. Nadie tiene la virtud de conocer la certeza de los hechos.
El Journal of Archaeological Sciencie (2018), nos expone varias teorías. Explayo la más original y, tal vez, tenga más fundamento. Los Celtas estaban compuestos por varias tribus; eran de la misma etnia y con las mismas creencias. En algunos lugares, hubo diversidad entre ellas; pero, su fondo panteísmo era el mismo. Entre ellos, a menudo, había peleas, invasiones. En la Edad de Hierro, cortaban las cabezas de sus enemigos, las embalsamaban y las exhibía en un largo troco para señalar sus territorios. Esta es una de las muchas facetas de nuestros cruceros. ¿Cómo fue su evolución hasta que El Catolicismo se sirvió de estos, esculpidos en piedra gallega? Os dejo el interrogante. ¡Buscad un tiempo para investigar!
En este poema, se manifiesta sus utilidades. En cuanto a la antigüedad de ellos, tenemos que ser muy prudentes.
EL CRUCERO (Pedro de Lorenzo y Macías).
Cruceros de nuestra meiga tierra,
símbolo de poderío y límite de potestad.
Encierras niños no bautizados,
expresando dolor, sufrimiento.
Limitas pasos y prebendas, cobrando
peaje a libre criterio. ¡Dolor del arriero!
Señalas caminos, ofreciendo seguridad.
Guías a un feliz y destino de hermandad.
¡Saboread estas suculentas viandas! ¡No abuséis del "licor de Baco! En frente tenéis la rúa Figueroa. Patead un poco y observaréis casas de duende, de misterio. ¡Tranquilos! Hay diversos bares y restaurantes.
¡Sois un misterio! Os interesa la gastronomía. ¡Buen apetito!
Pedro de Lorenzo y Macías.
Fotografías: © Sofía Lorenzo Gómez