Milagros Domínguez García
Carta abierta a la Guardia Civil
Ayer martes 12 de Octubre viví uno de los momentos más especiales de mi vida ya que tuve el honor de recibir la Medalla al Mérito de la Guardia Civil en los actos que se llevaron a cabo en honor de la Virgen del Pilar, patrona del cuerpo, en la Comandancia de Pontevedra.
Lo que describo es uno de los más grandes honores que nunca antes me otorgaron y además en una fecha en la que se cumple el veinticinco aniversario del día en el que conocí por primera vez y en primera persona lo que es la labor de los Guardias Civiles que cada día nos acompañan en nuestra vida cotidiana, cuidándonos y protegiéndonos en nuestras carreteras.
Era un día lluvioso y temprano, emprendíamos el que suponíamos era un viaje placentero que el infortunio hizo que se truncase. Uno de mis familiares sufrió un terrible accidente contra un camión y presencié el peor de los escenarios que jamás había imaginado. La mala suerte fue compensada por nuestro Ángel de la Guarda que hizo que aquellos Guardias Civiles estuvieran allí, y tanta fue su ayuda que, sin entrar en detalles, ninguna de las personas que iban en aquél vehículo se habrían salvado de no ser por ellos. Recuerdo con especial afecto a uno de aquellos Guardias que al ver mi desesperación y sin conocerme de nada, me dió lo que yo siento como el único abrazo que me sujetó cuando estaba a punto de derrumbarme.
Cuando dicen que lo único que hacen es recaudar, los recuerdo haciendo lo imposible para salvar vidas en medio de aquel caos y pienso que ojalá sigan siempre ahí, recaudando vidas.
Y lo caprichosa que es la vida, quienes me salvaron un día, hoy me honran a mí con una medalla al mérito.
Lo hacen porque creen que lo que aporto con mis humildes artículos es meritorio, cuando lo único que yo hago es escribir de su labor, porque lo realmente valioso son sus actos.
Lo hacen porque cuando he tenido ocasión he participado y colaborado con el Plan Director de la Comandancia de Pontevedra en trabajos contra la violencia y el acoso y a favor de la Igualdad. Ellos que son los que se dejan el alma procurando lo mejor para la sociedad son los que valoran mis pequeñas aportaciones que al lado de su día a día son un pequeño grano de arena, y me honran a mí con el honor de poseer y portar esa medalla, sin darse cuenta además que gracias a lo que hago con ellos aprendo, crezco como persona y puedo ser útil a la sociedad.
Es tanta la emoción y el orgullo que siento por este día que estoy más que nunca en deuda con ellos, por su grandeza y por su generosidad.
Quiero darles las gracias; a los que conozco que ya son parte de mi y de mi vida porque se han creado lazos que nos unirán siempre, y a los que aunque no conozca personalmente les brindo además mi respeto y reitero mi agradecimiento por creer en mí y distinguirme con tamaño honor.
Espero que hoy y siempre sientan que soy merecedora de esta insignia que desde luego conservaré orgullosa y honraré siempre.
No tengo más medalla que ofrecerles que mis palabras, que serán las mejores cuando vuelva a resaltar su trabajo, porque creo que es necesario hacerlo para reconocerles su esfuerzo, mi creatividad a su disposición para cualquier proyecto que inicien, y mi trabajo y esfuerzo para crear nuevas sinergias en favor del trabajo social e incluso para jugar con ellos un partido de fútbol, como ya lo hicimos, donde por goleada ganará la igualdad y la solidaridad.
Gracias de todo corazón, un corazón el mío que hoy late más verde que nunca y con más fuerza gracias a vosotros.