José Antonio López Rodríguez
San Fructuoso en Pontevedra
Tambo, Ría de Pontevedra. Foto del autor.
Tengo el privilegio de poder contemplar desde mi casa la Isla de Tambo, allí donde el río se transforma en Ría. Y al fondo, la línea del mar abierto. Es un espectáculo al que no se acostumbra un mesetario como yo. La luz del faro "Tenlo Chico" se refleja en las ventanas en medio de la tranquilidad de las noches de verano o en el fragor de las borrascas de la lluvia torrencial y de los graznidos de las gaviotas.
Por esa isla misteriosa anduvo hace muchísimo tiempo un noble visigodo nacido en Braga, que fue obispo y santo: San Fructuoso. A él se debe la fundación del Monasterio de San Xoan de Poio allá por el siglo VII.
Algunos lo llaman San Fructuoso del Bierzo pero parece ser que nació en Braga. Fue educado como un godo aristócrata pues estaba emparentado con el Rey Sisenando. Al morir su padre, decidió cambiar de vida y se retiró a Compludo, en el Bierzo. Su actitud desencadenó un gran afán por el ascetismo en la España Visigoda y allí acudió tanta gente que se vio obligado a fundar un Monasterio. Contó con la ayuda del Rey Chindasvinto y de su mujer Reciberga.
También fundó otros Monasterios como el de San Pedro de Montes.
En el X Concilio de Toledo fue elegido Arzobispo de Braga y metropolitano de Galicia. Hay que recordar que la monarquía visigoda fue la primera en lograr la unidad peninsular independiente con capital en Toledo. Y a la unidad territorial se añadió el elemento de cohesión del latín, del derecho romano con el Fuero Juzgo de Recesvinto y de la religión con la conversión de Recaredo. Con Roma, Hispania había conseguido el "estatus civitatis", o ciudadanía pero era una provincia del imperio cuya metrópoli estaba fuera. Con los Visigodos la península se rige por primera vez por una monarquía independiente. Por eso los Reyes Godos, cuya lista se memorizó durante mucho tiempo, mantienen sus estatuas en la Plaza de Oriente de Madrid como germen de la Monarquía hispana.
La Capital era Toledo, pero el arzobispo primado era el de Braga, ciudad que aún hoy sigue reivindicando ese título de "primado de las Españas".
Es curioso el poco interés actual por la España Visigoda. Incluido el arte a pesar de descubrimientos como la corona de Recesvinto y todo el tesoro de orfebrería de Guarrazar. O la arquitectura. El arco de herradura se debe a ellos y fue copiado por los árabes. San Pedro de la Nave, San Juan de Baños y en Galicia Santa Comba de Bande, que es la más antigua de Galicia, son ejemplos impresionantes. La Mezquita de Córdoba se construyó sobre la Basílica Visigoda de San Vicente.
El mal llamado estilo mozárabe, es un término hace tiempo discutido y sustituido por el de "arte de repoblación".
Al morir San Fructuoso fue enterrado en Braga. Hasta que Gelmírez, el arzobispo que se independizó de Braga e inició la grandeza de Santiago de Compostela, se llevó sus restos a la Catedral de Santiago donde han estado 900 años hasta que se devolvieron a Braga el año 1966.
En Santiago sin embargo se mantiene el culto al santo que anduvo por Tambo y cuyas reliquias tantos años estuvieron allí. Tras el Pazo de Raxoi, entre la Rua das Hortas y la Porta da Trinidade está la Iglesia dedicada a San Fructuoso.
Imagen de S. Fructuoso en la Iglesia a él dedicada en Santiago de Compostela. Foto del autor