Milagros Domínguez García
¿Puede una agresión ser consentida?
En estos días salta a la palestra un ataque homófobo en la persona de un joven de Malasaña, que acusa a ocho encapuchados de agredirle gravemente.
Según cuentan los medios de comunicación que entre otras cosas, con un cúter "tatúan" en sus nalgas la palabra maricón y que mientras lo agreden no dejan de utilizar su condición de homosexual para insultarle.
Pasados varios días el joven se retracta y reconoce que no ha sucedido tal cosa, que mantuvo relaciones sexuales con dos personas y que todo lo sucedido fue consentido.
Hasta ahí bien, bueno, bien no, este joven espero pague por semejante despropósito en un ejercicio irresponsable del derecho a la protección que puso en jaque a la policía haciéndoles perder el tiempo porque la criatura no podía explicar a su pareja lo que había pasado, amén de que las denuncias falsas comprometen seriamente a las que son ciertas, convirtiendo algo gravísimo y deleznable en memes que corren por las redes sociales y ponen en duda a las personas que sí han sufrido agresiones.
Pero no es mi intención hablar del hecho no sucedido, ni de la denuncia falsa, ni de la irresponsabilidad del joven, sino de cómo se ha desmentido la noticia en algunos medios diciendo que
"la agresión fue consentida".
Por definición una agresión es acto violento con el fin de dañar, herir o matar, por lo tanto es una incongruencia además de un absurdo decir que existe consentimiento a una agresión.
Desconozco lo que motiva a expresarlo jugando a hacer malabares con las palabras, me parece que es una manipulación torticera e interesada de una realidad. Diciendo que es una mentira o una denuncia falsa se pondría en su sitio a esta persona y todos seríamos conscientes y conocedores de que hay seres que independientemente de su condición sexual son rematadamente irresponsables por no decir que son malas personas.
Se me ocurre pensar que se hace por intentar mantener el énfasis sobre que sí existen las agresiones homofobas, y por supuesto que las hay y son repudiables y lamentablemente las seguirá habiendo mientras existan quienes se creen superiores y dueños de la vida de otros, pero al hacerlo así lo que se logra es que la sociedad sienta que una situación tan grave como la que protagonizó este joven se rebaje a una falta y da la sensación además que no se le reprocha lo que hizo y por supuesto el foco queda sobre la polémica suscitada y no sobre lo realmente importante, que es el derecho a la libertad sexual de las personas que en muchos casos y debido a la intolerancia se ven perseguidos.
Por otra parte en este siglo XXI donde se habla de sexo en todos los ámbitos, incluso en el escolar, percibo que existe algún temor en hablar de prácticas sexuales "extremas" y que se cita de soslayo haciéndola pasar por algo que no es y parece mentira que en una época tan progresista, avanzada, donde se esgrime la espada de la libertad, también la sexual, nos dé miedo hablar a las claras de sexo, y lo que es aún peor, citarlo como "agresión consentida".