Marisa Lozano Fuego
La otra cara de la Luna
¿Conocéis la Luna? Yo no, acostumbro a mirarla por las noches , sobre todo cuando se pone llena, con esos ojos de envidia y embrujo que se nos ponen a toda la gente romántica cuando imaginamos un cuento, un beso o una declaración del universo, una de esas señales que nunca llegan. La Luna caprichosa nos guiña y confunde su estado líquido, gaseoso, sólido cual roca, flamenco, sensitivo, e inmortal. La Luna cambia de tamaño, de forma y nunca deja que la toquemos.
Estoy celosa de la Luna, la quiero para mí, abrazo el dorado sueño de llegar a poseerla o que me posea. El arcano femenino, que diría Jung, yo digo fertilidad y lucha, complicidad y sueños, promesas nunca escritas con tinta indeleble y testigo de muchos juramentos a solas.
La Luna en guardar silencio es experta, y también discreta, nunca muestra del todo su faz, hay gente que dice que la Luna siempre miente. Me apresuro a defenderla, a veces no entendemos su lenguaje, no somos selenitas, tal vez ellos, si existen, puedan mostrárnoslo.
Superman vino del planeta Kripton y la kriptonita le lastimaba, Alf vino del Planeta Melmac y le obsesionaban los gatos. Ignoro qué particularidad posee un habitante de la Luna, pero creo que suelen llamarlos lunáticos.
Nada extraño por otra parte, probablemente tengan el semblante pálido y hermoso, la cara alargada y unas lágrimas con sabor a mar.
La Luna es testigo y compañera, no todas las veces cómplice. A veces aborrece las cosas que hacemos los humanos y tiene que guardar silencio. Desde allí no puede moverse, no puede gritar. No puede salvarnos de nuestro Fado. Pero tal vez nosotros si pudiéramos si al mirarla exhaláramos varias inspiraciones profundas y reflexionáramos qué cara de la Luna escogemos.
Porque no todas son amables. La Luna también ha sido testigo de crímenes de vampiros y licántropos, de sacrificios de sangre, como narra la Mitología. Y no es que los haya protegido, es que no ha tenido los suficientes voltios, así como los ha tenido el Sol, para mostrar la verdad hasta el día siguiente. Cuestión de las centrales eléctricas. Tienen el territorio muy acotado.A ella no la dejan brillar.
Terminada esta exposición os diré que, así como adoro a la Luna, y toda su leyenda mágica y serena (una de las más hermosas sucede en La Lanzada, cuando tras bañarse en nueve ondas la mujer , bajo la Luna, es capaz de concebir) , sin embargo su otra cara de póker se me escapa.
Hemos de estar atentos a qué cara queremos elegir, porque ser lunático o lunática no es excusa ni es un vale para creerse con poder de arrebatar vidas o destinos.
De hecho, la maldad humana suele ser fríamente calculada y no fruto de la enajenación, otro estigma que no me gusta nada.Hay personas con situaciones emocionales complejas. Hay malas personas muy en su juicio, que actúan con premeditación y alevosía.
Lo dicho, me fascina la Luna, pero cuando la miro pienso cuántas lágrimas guarda dentro y por qué no puede evitar algunas cosas. Me pasa igual con Dios, no quiero ser blasfema, soy creyente confesa. Pero es que hay dramas que superan la concepción humana y nos avergüenzan de ser así llamados.
La otra cara de la Luna, y por lo visto la nuestra, es egoísta, malvada, fría y no tiene en cuenta los sentimientos ni la vida inocente.
Son el haz y el envés de esa misma Luna que creíamos tan cómplice, tan hermosa y tan fuerte.
En la Naturaleza el karma existe, y no olvidemos que si la Luna, la Tierra y el Agua fueron testigos de algún odio atroz ahí estarán para castigar con sus leyes, que superan las de los hombres, cualquier atentado contra la vida.
In memoriam, la Luna y yo expresamos nuestro sentido pésame a esa madre y a todas las personas que han sido víctimas de esta otra cara del ser humano tan vil y tan oscura que no parece nuestra.
Todas las noches brillará la Luna para proteger a esas estrellas que llegaron demasiado pronto arriba, y que ahora han vuelto su sonrisa eterna.
D.E.P.