Carlos Regojo Solla
Soberanía
La bisoñez de los políticos españoles de hoy, propia del inevitable relevo generacional, y el consecuente desarrollo de su trabajo, permite que, tanto el gobierno como la oposición cuelen a diario decisiones legislativas en una política menor de andar por casa. Son decisiones simples y peleadas por causas partidistas, en ocasiones bautizadas como grandes conquistas ( algunas lo son) con marchamo de grandes logros, para ir tirando. Otras, las referidas al gasto, llevan implícita una supuesta vigilancia expresa y conformidad de las naciones del pacto UE. Nada fuera de lo común. Como la vida misma de cualquier hogar. Una rutina que nos dice mucho del chollo facilón que ejercen aquellas y aquellos ciudadanas y ciudadanos del "Gabinete Central" democráticamente elegidos que cuentan con el invento político de los gobiernos autonómicos como aliviaderos de su trabajo y en lo que primero se "especializan" es en un cambio de "look" del que no se priva ni el más idealista.
De esta forma, el país, fofo y poco ágil, tira "palante" endeudado hasta la médula, viviendo en un espejismo de comodidad con denominación de potencia industrial, ocultando el ídolo de oro con pies de barro que en realidad es, perdiendo en un paulatino deterioro los logros y conquistas laborales y sociales obtenidos en más de cuarenta años de democracia, a expensas de ayudas exteriores y tirones de oreja de Europa o del gran país americano que siempre va por libre y olvida que con su presencia permitida en la vieja Iberia ejerce influencia estratégica también en el sur de Europa entre Cádiz y Ceuta, por ejemplo, si es que en USA saben dónde está España y Palomares.
Pero, cuando realmente la política a aplicar pasa de ser "casera casera" e involucra aspectos tan sagrados como las añejas lindes de los campos que las "ínclitas razas ubérrimas" tienen como propios en herencia continuada de siglos, el panorama es diferente Ya no valen medias tintas y hay que prestarse a una obligada respuesta ,porque otros han vuelto a intuir tu debilidad y cometen la osadía del okupa que se te mete en casa con sus niños en el espacio de tiempo en el que vas a comprar el pan nuestro de cada día, siendo tuya toda la culpa porque sabías que los aprovechados llevaban días vigilando tu hogar estudiando tus movimientos,;sabiéndolo, saliste dejando la llave en la puerta y no has hecho nada para evitarlo. Algo calcado al desafío surgido en Ceuta y en Melilla en los últimos días que nos habla de la imprevisión a la vez que nos hace envidiar la fortaleza de las convicciones de políticos fuertes, tercos y seguros como los ingleses, por ejemplo, cuando, allá en la distancia hicieron saber a Galtieri en Las Malvinas que "así no", o en su defensa firme y permanente de conservar un Gibraltar británico echándole guevos a las decisiones internacionales referentes a su devolución a España iniciadas ya en mayo del 66.
El problema de los últimos días en Ceuta y en Melilla, (una invasión en toda regla, disfrazado de drama migratorio,cuya solución volverá a quedar larvada), hace evidente que el reino de Marruecos, con el resultado satisfactorio obtenido en el 75 y los ensayos de marchas verdes sobre las dos ciudades españolas, tiene mando en plaza y domina el campo de batalla, amagando cuando le viene en gana.
Ahora mismo, en este problema, no vale la política casera y todos apreciaríamos contundencia en la respuesta si no queremos dejar atrás (como pasó con el pueblo saharaui), miles de apátridas con D.N.I. español, todo ello sin contar con que a tiro de piedra de Tarfaya se encuentra el archipiélago canario.
¡¡Ojo!!, lo de Perejil también tuvo su cosa. Para incordiar, a Marruecos no le hace falta buscar mucho.