Manuel Pérez Lourido
En las redes sociales
Hace unos días ingresaron en un centro hospitalario de una ciudad como la nuestra a un cuarentón con dos tuits en el abdomen. Una operación urgente consiguió recuperlo para la vida, aunque algunas partes de su cerebro quedaron necrosadas sin que se pudiese hacer nada al respecto. Cuando reciba el alta médica, le esperan meses de rehabilitación y la prohibición absoluta de asomarse por twitter. "Ha sido una puñalada trapera, bueno, dos puñaladas traperas", manifestó el agredido a un medio local. "Yo solo quería hacerme el gracioso", concluyó antes de volver a sus quejidos y sus analgésicos.
A las cuatro de la tarde, un sábado de marzo de temperatura más que agradable, cielos despejados y notas de color en algunos árboles, una mujer de veintisiete años fue hallada inconsciente en los soportales de la Herrería. Un par de viandantes que paseaban por la zona se acercaron hasta el lugar donde yacía y constataron una más que evidente sobredosis de instagram. "Tenía los ojos muy abiertos y echaba espumarajos por la boca" comentó uno de los testigos. "Sujetaba el móvil como si la mano se hubiese transformado en una garra", dijo el otro, más peliculero. Una ambulancia trasladó a la muchacha al Provincial, donde se le aplicó un lavado de estómago. Ahora está pendiente de una valoración psiquiátrica, aunque la familia se pronuncia a favor de un exorcismo.
Dos hermanas gemelas que compartían el mismo perfil en facebook por ahorrar energías, según manifestaron después, fueron denunciados cuatro veces en el mismo día por otros tantos usuarios que, en comandita, se presentaron en comisaría para declarar que habían sido engañados por la belleza de la usuaria de aquella cuenta, que posaba en sugerente triquini, y por sus maravillosas publicaciones, que iban desde puestas de sol ibicencas acompañadas de versos de Neruda hasta trepanaciones de cráneo realizadas en remotos lugares del continente asiático por tribus locales. Grabaciones que al parecer circulan profusamente en la deep web. Los agentes, tras un par de días de pesquisas, constataron el engaño de las gemelas, la falsedad de la foto que habían subido a la citada red social y los disparatados comentarios que suscitaban las aún más disparatadas actualizaciones de la cuenta. "No se ha apreciado delito alguno" concluyeron las fuerzas de seguridad, con el consiguiente disgusto de los cuatro denunciantes, totalmente cautivados por la lozanía la muchacha del triquini y por la extravagancia y friquismo de sus publicaciones.
Finalmente, un hombre de mediana edad (si lo juzgamos compasivamente) fue apresado en su domicilio de esta capital. Al parecer este sujeto tenía como pasatiempo escribir diatribas, libelos y artículos de lamentable condición que hacía llegar a un periódico online local para su publicación en el mismo. Como única explicación de las barbaridades vertidas del modo antes indicado, ofreció una sarta de disparates como: "ya que se metió de todo en el cuerpo, no veo por qué no va a poder hacerlo mismo con la vacuna" y "tienen de presidente a un tipo que se bajó los pantalones en un aeropuerto".