Pedro De Lorenzo y Macías
Caco: Enamoramiento y sufrimiento
Caco llegó presuroso a juntos sus amigos y empezaron a hacer de las suyas; grandes carreras por las playas, fastidiar a las gaviotas, que se las tenía juradas.
Una perrita delgada, linda, amigable, sociable. Era un copo de nieve, pues era hija de un pastor alsaciano. Ya era una mocita, mayor que todos los cachorrillos; pero con sencillez, jugaba con ellos y les inventaba juegos. Pronto se sintió querida. Caco quedó prendido de ella, y se enamoró.
Lux acogió a Caco como un buen amigo; pero éste la quería como su gran amor.
Lux era joven y estaba en edad de casadera. Caco, aunque no era ya cachorro, era muy joven para ella. Pero como un alumno se enamora de su maestra, lo mismo le pasó a Caco.
Empezó a invitarla a sitios solitarios, para evitar a sus amigos; pero ella conseguía que todos jugasen juntos. Caco se mosqueaba y se iba. Pero al día siguiente le traía un buen hueso, de sus ahorros; Ella llamaban a todos los perrillos compartía su gran fortuna.
Este comportamiento destrozó a Caco. Llegó a casa con mal de amores: él, que era juguetón y bromista, ahora se volvió abatido, triste y solitario.
Micifú trató de consolarlo y Caco lo echó a cajas destempladas. La familia Cuervo, viendo la panorámica, decidieron averiguar el disgusto de Caco.
Pero Mamá Cuerva, como todas las mujeres, adivinaron la problemática: "Caco sufría el mal de amores". Y contra esto, solo la naturaleza lograría la solución; no valían discursos y otros rollos.
Caco soñaba con ella: correr por la playa, las campiñas, los bosques; hacer muchos amigos y cuando fuese mayor casarse.
Los amigos de Caco enseguida se dieron cuenta; le decía que Lux era muy mayor para él; que ella lo quería como amigo. Caco se enfadó, los llamó envidiosos y otras cosas.
Se fue en busca de Lux; los dos corrieron y persiguieron a las gaviotas por la playa., jugaron y se rebozaron en la arena.
Caco quiso besarla, pero ella se negó. Siguieron con los juegos, y en el segundo intento, consiguió el beso. Se sintió feliz, por fin tenía novia.
Pero todo era una imaginación. Lux le besó con cariño de amiga. Caco se separó un poco de sus amigos; buscaba la ocasión para estar con ella, solos, y con su imaginación de amores.
Volvía tan feliz que iba como un zombi; sus amigos y todos los animalitos sintieron lástima, pena. Todos sabían que Lux era una señorita y él era todavía un jovenzuelo. Se lo había dicho, pero él no quiso aceptarlo.
Estaba enamorado y se comportaba de manera boba y despistada.
Al cruzar la carretera chocó contra un coche, se hizo mucho daño. Llegó a casa cojeando. Mamá Luisa llamó al veterinario; lo acostaron, estaba aturdido.
No tenía nada roto, pero unos grandes hematomas. Lo acostaron: Micifú y el Cuervo le hacían compañía. Le pusieron una pincha y se durmió.
Micifú estuvo nota la noche vigilante y pensó que es mejor no enamorarse, así se evitaban golpes.
Nació el día. El accidente de Caco era ya muy conocido. Todos sus amigos fueron a visitarlo, incluso Lux. Caco cojeaba un poco, estaba bastante dolorido. Se hizo el valiente, y le quitó importancia al asunto.
Lux jugaba con los otros cachorros, pero le dedicó un poco tiempo a Caco, le dijo cosas bonitas, que cuando fuera más mayor sería un perro esbelto, guapo, y tendría muchas novias.
Él le dijo que su única novia era ella. Caco le contó las historias de sus escapadas, que había visto perros asesinos, cosas de sus hermanos, de sus travesuras.
Se hizo tarde y todos se fueron. La Familia Cuervo, que son unos chismones, hablaron con Caco; Le dijeron que Lux le quería como amigo, no como novio. Ella era mayor que él......
Caco los mandó a la mierda; ellos se fueron a su nido, muy apenados, comprendiendo lo que estaba pasando Caco. ¡Cosas de la vida! Pasaron unos días y Caco estaba como un roble. Recibió las regañinas de todos sus amigos, referente a su locura de amor; Micifú entró en la conversación y recibió un ¡GRRRR!.
Se fue presuroso al encuentro con Lux; Ésta se estaba morreando con un pastor alemán, y para el colmo, con gusto.
Se fue contra el pastor y armó bronca; se pelearon a lo bestia. El pastor quería razonar y hablar. Caco estaba con su enojo. El Pastor se defendió. Lux se puso en el medio y los apaciguó.
A Caco le dijo que Aníbal era su novio de siempre, y que él era su amigo, y no estaba bien pelearse.
A Caco esta realidad le rompió el corazón. Se fue para casa con un ojo morado, varios rasguños, triste, abatido y traicionado. Él pensaba que era su novia, y lo daba como un hecho.
Su error fue no querer escuchar a Lux, a sus amigos. Lo tomó tan a mal, que juró que nunca tendría novia porque eran muy engañosas.
Entró y se fue directamente a su casita; Micifú lo vio tan estropeado que fue a contárselo a Mamá Luisa; Esta no hizo ninguna pregunta y curó las heridas de Caco, ya, como Mujer, suponía lo que estaba sufriendo.
Micifú y Don Cuervo trataron de animarlo contándoles los chimes del día, pero él los echó a cajas destempladas.
Todos los animalitos del jardín sabían de su dolor; los grillos no cantaron, los cuervecillos durmieron pronto, y Micifú se fue al garaje; el viento tomó una siesta, las nubes y estrellas compartía en silencio el firmamento; a todos le daba pena lo que estaba pasando Caco.
En su silencio estuvo rumiando y pensando: "¡Qué aprovechadas son las féminas, yo regalándole mis tesoros ososos y después ella me dice que soy pequeño y que está enamorada del idiota de Aníbal!" Estos y otros pensamientos no lo dejaron conciliar el sueño, hasta que este por agotamiento rindió a Caco.
Se despertó abatido, desanimado; Micifú le hizo una trastada para animarlo y lo corrió como si fuera la peste.
Pero la familia Cuervo bajó hablar con él y Don gato vino a la reunión; Le dijeron que ellos eran sus amigos como todos los perrillos; lo comprendían y que estaban con él, que eran sus amigos, y que tenía que superarlo, pues la vida no es fácil para ningún ser viviente.
Caco notó que sus amigos eran los de siempre, y esto lo consoló un poco; recordó que todos le habían avisado que Lux era mayor y que tan solo lo consideraba como un amigo.
Pensó que se portó mal con Bucanero y los otros amiguitos; fue a su encuentro y lo recibieron en fiesta; esto lo confortó mucho; jugaron como siempre, pero Caco tenía tristeza en sus ojos.
Corrieron por el monte y se encontró con Aníbal, que estaba bien dolido por la pelea; Se cruzaron sus miradas. Aníbal ladró, Caco en silencio. Se hizo una fría tensión. Aníbal estaba nervioso, inquieto. Caco con serenidad y calma, dijo:
- ¡Está bien! Lux es tu novia y que seáis felices. Por mi parte acepto la situación y quiero evitar problemas.
- Yo también pienso así. Me gustaría que fuéramos amigos.
- El tiempo lo dirá. Adiós.
Todos se fueron por las fincas a incordiar a las vacas, a la playa, a perseguir gaviotas; estaban muy contentos, menos Caco. Lo elogiaron cómo se comportó ahora con Aníbal, y cómo había asumido su
problema. Pero su interior decía otras cosas, otros pensamientos, otros dolores, otras angustias.
Había una perrilla de su misma raza que estaba muy enamorada de Caco y siempre iba a su encuentro; pero a éste no le hacía tilín, porque la consideraba muy pequeña. ¡He aquí la paradoja de los enamoramientos a las primeras edades!
Esta experiencia cambió el carácter de Caco, ya no se divertía como antes con sus compañeros; se hacía el reservón y apenas opinaba, ni tomaba ninguna iniciativa.
Micifú, como gato inteligente, lo notó y pronto fue a contárselo a Mamá Luisa; ésta le dijo que el mal de amores se curaba con el tiempo; Micifú insistió que era algo más y lo mandaron afuera por exagerar. Este estaba muy triste, pues Caco es su amigo, y hace de padre y madre.... ¡Le quería muchísimo!
(Continuará el próximo lunes).
Texto y fotografías: Pedro de Lorenzo y Macías