Carlos Regojo Solla
El vaso de agua
En 'El vendedor de tabaco', película cinematográfica adaptada del libro del mismo título, Otto Tesniek, sosias espiritual del otro Otto apellidado Frank y de tantos otros Ottos, Barbaras, Ankes, Anas… , contabilizados por millones, cuya desgracia, conocida tras un periodo de incredulidad, fue atribuida al nazismo – que no al pueblo alemán-, Tesniek, digo, sufre en sus carnes el quehacer xenófobo, previo a los ultrajes de la "solución final" que remataban con el "Arbeit Macht Frei", en el marcaje de su negocio con pintadas que lo señalaban como judío. Se trata de la práctica nazi más elemental de la brutalidad psicológica, de la incitación al odio, inicio del sometimiento más feroz, aunque en sus principios no lo pareciese; mechas lentas prendidas que remataban con el Zyklon B habiendo empezado con un simple grafiti.
Algo así, presuntamente, podría derivarse de los juicios fáciles, de la irresponsabilidad en el uso de comentarios que afecten a cualquier ciudadano dueño de un negocio familiar actual como pueda ser una frutería, como en un pasado ocurrió con una churrasquería a la que se le ponía en tela de juicio la procedencia de la carne empleada en su boyante negocio.
De mi librito Lecturas de oro, recuperado gracias a la Biblioteca digital de Castilla y León, en el que aprendí a leer, de sus páginas veintidós y veintitrés extraigo una lectura ejemplar que viene de maravilla.