Jacobo Mesías
El método Dentix: sin ortodoncia y sin dinero
El negocio de la salud bucodental ha pegado un giro de 180 grados en los últimos tiempos. Antes, ir al dentista suponía acudir a una clínica o gabinete privado, normalmente de pequeñas dimensiones, en donde uno o dos profesionales desenvolvían su actividad. Hoy en día, el formato "gran superficie" ha comido terreno al negocio tradicional, tal como sucede en otros muchos ámbitos.
En este sentido, desde hace años se escuchan voces que vienen hablando de una burbuja en el sector, y a la vista de los hechos, mucho me temo que no les falta razón.
Primero fue la caída de Funnydent, dejando más de 2.500 afectados. Pese a lo rocambolesco del caso, no trascendió demasiado en nuestra comunidad, ya que no existía implantación en Galicia.
Después vino el caso Vitaldent que, si bien no implicó el cierre de la cadena, sí que afloró la conducta delictuosa de la cúpula de la empresa, y la masiva evasión de impuestos en que incurría.
Luego llegaría el mayor escándalo odontológico de la historia de España: el caso Idental. Sus 24 clínicas cerraron repentinamente, y más de 250.000 personas se quedaron con sus tratamientos colgados.
Pues bien, han pasado unos años desde entonces y, como en tantas facetas de la vida, la historia se repite. Ahora, las clínicas Dentix cierran sus puertas.
La compañía cabecera del sector, con casi doscientas clínicas en España, y una facturación anual de varios cientos de millones de euros, clausura sus establecimientos sin ofrecer explicaciones, y aprovechando la coyuntura del estado de alarma.
En esta ocasión, sí nos toca cerca. Con ocho de sus centros en la comunidad (tres de ellos en Pontevedra), los gallegos afectados se cuentan por miles.
La situación es un tanto dramática: por un lado, los pacientes que optaron por financiar el servicio, continúan pagando sus cuotas, ya que las financieras siguen su propio curso, ajenas a la realidad de la empresa. Por otro lado, aquellos que abonaron el servicio de antemano, se ven repentinamente sin tratamiento y sin dinero.
Entre tanto, en la prensa se suceden las noticias que avivan el desasosiego y la confusión: unas clínicas reabren (muy pocas), otras dicen que lo van a hacer sin mayor esperanza, e incluso hay locales en los que ya cuelga el cartel de "se alquila". Todo ello se adereza con una política de "cero comunicaciones" por parte de Dentix: ni atienden el teléfono, ni responden el correo electrónico (y mucho menos el postal).
Las incertidumbres son muchas, y lo cierto es que no existe una solución común para todos los casos. El camino a seguir varía en función de las circunstancias concretas de cada afectado: mientras que a unos les interesa parar las cuotas de la financiación cuanto antes, a otros les conviene alargar la espera, e incluso hay quien no puede esperar más, y tiene que terminar el tratamiento de forma inmediata en otra clínica. En definitiva, reiterando lo dicho, cada caso es un mundo.
El único denominador común debe ser la prudencia. Es esencial actuar de forma comedida. Como dice el refrán, "más vale rodear que rodar".