Kabalcanty
Con un toque de link (Parte 1)
En el cuarto entraban las primeras luces del día por una ventana que fragmentaba un cuadrado irregular con un cielo muy azul. Los visillos oscilaban ligeramente acariciando la cazadora de tela de gabardina colgada en el respaldo de una silla. Se escuchaba la risa sofocada de Tony mezclada con el tono del teclado de su iPhone. Estaba sentado en el borde de una mesa baja de madera con los ojos fijos, vivarachos, en su teléfono.
— ¿Has visto el tuit que ha colgado Oscar? -dijo Tony, sin dejar de mirar a la pantalla.- Te partes el culo, tía.
Mientras se reía, ya descaradamente, la voz de una mujer sonó en el aparato.
— Sí, sí, es genial -contestó sin mucho interés- Pero ¿te gustan más éstas o las que me puse antes? Me importa tu opinión, lo sabes.
Tony alternó una imagen para ver unas bragas rojas con puntillas ostentosas en los bordes. Dejó de reír y arqueó las cejas con afectación.
— Estás a-tra-ca-ti-va, cielo. Elijo éstas, sin duda.
La chica emitió una risita intermitente. Acto seguido le mandó un gif con unos labios enormes despidiendo besos alocadamente.
— Me largo ya, que llego tarde, Lula. Te quiero –dijo Tony, dando a sus dos últimas palabras un toque musical.
Aunque los lunes el tráfico siempre fue imposible, desde el año en que se terminó el estado de excepción todos los días eran lunes. Nadie deseaba arriesgarse a coger el transporte público y la mayoría se acoplaba en algún auto suyo o compartido con alguien. La caravana ante el semáforo de la Avenida General Osorio era tan extensa que Tony se permitió el lujo de detenerse a placer en los perfiles de sus amigos "estrella dorada". Tecleó numerosos "likes" deteniéndose en Raúl "Acordes", felicitándole por su actuación el sábado noche en "Varapalo". "Estuviste hecho un pedazo de titán, Raulito, y va a petar tu temazo en un par de días. ¡¡¡El youtuber arrasador del reino!!!" Tecleó sobre el móvil insertado en la sujeción anclada sobre la rejilla de la calefacción. Raúl le respondió en menos de un minuto: "Lula y tú sois mis fans preferidos; os tengo que pasar invitaciones para mi noche en "La Maraña". El mes que viene toco" Tony le dio otro "me encanta" apresurándose porque podía avanzar unos metros más hacia el semáforo.
En la tienda tuvo que poner las pilas a todos sus subordinados para arreglar el desastre del fin de semana. Ropa por el suelo, perchas amontonadas, "burros" por aquí y por allá, vestuarios sucios….. Lo habitual después del finde. Dio las instrucciones precisas a Yoli, la encargada, para refugiarse en su oficina. "Tan sólo si hay algo muy, muy urgente me mandas un audio, cielo. Por cierto, ¿has visto el pedazo de vídeo de "Acordes"? No te lo pierdas, tía, es flipante, total". La encargada asintió sonriendo tras la mascarilla mientras Tony se perdía por el pasillo colindante con el mostrador de caja.
En el ordenador tenía varios emails por contestar y una actualización importante para "Blazing connection", la red social que iba a dejar pequeños a Twitter, Facebook, Instagram y hasta el mismísimo Youtube. "Una auténtica pasada", comentaba a todos sus seguidores o en la ocasión que creía oportuna.
Habló por iPhone con varios proveedores y clientes de élite para acabar conversando con Blanco, su jefe regional. Después se conectó a BC (Blazing connection) hasta que llegó la hora de salida. Le dolían un poco los ojos y la cabeza, así que se tomó el paracetamol de rigor no sin antes decirle a Lula por vídeollamada que iba para casa. "Llegaré tarde hoy, amor, en el despacho hay trabajo para aburrir. Ponte cómodo y come tú solito, ¿ok?", se escuchó la voz enlatada de ella.
Cuando Tony dejó el coche en el parking de su casa, se le antojó una porción de pizza mediterránea que hacían tan a su gusto en "Sapore di Venezia", una pizzería recién estrenada que quedaba apenas a una manzana de su casa. No se entretuvo en contestar los zumbidos de las notificaciones que vibraban en el teléfono; eso sí: mandaría una foto de la porción antes de comerla. Se estremeció pensándolo mientras caminaba deprisa.
Entró en casa directo a la ducha. Se desnudó por completo colocando toda la ropa en el cesto de lo sucio. Bajo el agua de la ducha gritó con fuerza un par de veces, interrumpiéndose una vez de otra para llenar sus pulmones concentrándose en el alarido. Cumplió con la rutina de lavarse las manos tres veces con solución hidroalcohólica, haciendo hincapié entre las juntura de los dedos. Frente al espejo ensayó una sonrisa que se hizo flácida y se descolgó de su cara en pocos segundos. Se alborotó el cabello hasta que encontró la forma ideal para dispararse un selfi con el iPhone y colgarlo apresurado en la red. Esperó hasta que los "likes" florecieron sonando celestiales. Ahora la sonrisa que reflejó el espejo fue la satisfactoria.
Después de mandar el post con la pizza en el plato ("Envidiable ¿no?", puso en el texto), encendió el portátil para que se actualizara la versión 7.2.9 de "Links to discover" que tanto le recomendó David Fornos, el community manager de la marca de ropa con la que trabajaban en la tienda. "Es algo tan atrapante que te falta tiempo hasta para respirar", le anunció David vía whatsapp. Tuvo que buscar el link para la actualización en el blog del community manager con lo que, cuando llegó al trozo de pizza, estaba frío como un témpano.
"¡Joder, puto mundo contaminado!", exclamó airado antes de llevar el plato al microondas.
Desde que confinaron a todos los ciudadanos por el jodido virus BINUS-28 los usuarios de internet se multiplicaron hasta límites insospechados. Robert y Lula ya estaban inmersos antes en el mundillo de las redes sociales y las aplicaciones revolucionarias, sin embargo mucha gente, amigos cercanos también, descubrieron las amplias posibilidades de la conexión para hacer sus vidas más interesantes. Miles de aplicaciones y descargas variopintas de EUU, Rusia, Japón y China esperaban ansiosas visitar móviles u ordenadores. Y lo cierto es que era fantástico poder charlar con cualquiera, fuera donde fuera y a la hora que fuera, compartir cosas que producían una extraña felicidad o descargar aplicaciones o programas que cambiaban la vida de cada cual. La dicha virtual era algo tan inexplicable como adictivo. ¿A quién no le agradaba descubrir nuevas maneras de ser feliz? Los viejos y algunos intelectuales rancios criticaban sin razón esta nueva "epidemia" redimensionada a partir de otra epidemia, pero cada vez eran menos los detractores. "Hasta que alguno de ellos lo prueba y ya no encuentra techo.", decían a menudo Lula o Robert mencionando las bondades del estar conectado siempre y virtualmente feliz.
Indudablemente lo más innovador que la pareja encontró fue el software "Insurmountable couple" (IC). Todo un descubrimiento. Cambió de raíz sus vidas en común con un grado de satisfacción de 97,26 sobre 100, según calificaron en la página web www.twobychance.com Aquella descarga cambió su convivencia, su amor, su futuro. Era pura vida.