Carlos Regojo Solla
Abscisas y ordenadas
Recuerdo la presentación atractiva, amena y efectiva con que recibí aquellas primeras lecciones de una estadística elemental adaptada a la educación, impartida por la señora catedrática doña Asunción Catón en la escuela Normal de nuestra ciudad allá por los 60s.
En la hoy Escuela de Formación del Profesorado, la señora Catón hizo de aquellos momentos un ritual especialmente delicado, interesante y enfático. La matemática osaba introducirse en la psicología para organizar finalmente el trabajo teórico y dar a éste un sentido tangible. Me daba la impresión que nuestra profe sentía una especial satisfacción mostrándonos lo mensurable de las teorías que luego han ido cambiando manteniendo en pleno vigor la propia manera de medir.
Rompiendo con la rutina doctrinal de su especialidad -tal era la Pedagogía y la Didáctica, en el desarrollo de la cual se esforzaba con una vitalidad y convencimiento contagioso y combinaba con apartes complementarios tales como la asistencia en práctica al aula de vida que una monjita anciana, llamada sor Ángela, tenía en el Hogar Provincial, religiosa única que había tenido el honor de haber sido nada menos que alumna directa de María Montessori, quien obviamente enseñaba con el método montessoriano, para lo cual disponía de un material variopinto por el que me interesé privadamente en dos o tres ocasiones más- la señora Catón, haciendo un parón obligado en su programa teórico, llegado el momento de la Estadística, se extendía con especial fluidez y dedicación en aquellas tomas de datos, su reagrupamiento en intervalos y frecuencias, la razón, la aplicación de la moda, mediana y media, la representación en los ejes de coordenadas, los histogramas, la campana de Gauss…
En aquella pequeña aproximación de pocas sesiones, antes de volver a la teoría pura y dura de las troncales de la especialidad, doña Asunción nos dejaba con la miel en los labios. Los datos referidos a notas medias por ejemplo, adquirían una visualización más concreta y las posibilidades de aplicación a distintos casos constituían una puerta abierta emocionante. Todo se realizaba sobre bases concretas de población, puntuaciones... Los campos eran físicos y creíbles, estaban ahí y esperaban la aplicación de la estadística para provocar una visión y una actuación aproximada y sin grandes fallos en los cuales basar trabajos posteriores de mejora, rectificación y éxito. La movilidad de los casos en los distintos campos de estudio en los cuales se aplicaba la matemática era controlable.
En los últimos días observamos la vida a través de unas estadísticas basadas en los datos de un campo "móbile" y verdiano. Son cálculos que, con su visión, pretenden apoyar las estratégicas para vencer la amenaza mundial más preocupante que se vive desde hace siglos. Son estadísticas similares a planos de guerra donde los generales estrategas tratan de acorralar un virus impredecible y saltimbanqui que se pasea por el espacio entre coordenadas como le da la gana. Esta estadística es más compleja aún con las mismas bases de aquella otra, pero en algún momento dejará de oscilar y nos dirá:
Lo tenemos.