Pedro De Lorenzo y Macías
El verdugo "amenaza a Urco y a Teucro"
Éramos niños, en aquellos años 50. Nos contaban historietas de los "chupas-sangre", "la santa compaña" y otras historietas de terror. Los apagones eran muy frecuentes; en los callejones, no había luz. ¡Cuánto miedo hemos pasado en aquellos tiempos!
A finales del siglo XIX, en la ciudad de Pontevedra y sus alrededores, se extendió este mito: "Vivían atemorizadas por un monstruo, que de noche cometía diversas tropelías. Tanto que las autoridades duplicaron la vigilancia nocturna. A este personaje le denominaron Urco; lograron que volviese a sus tierras".
En este siglo, mitificaron a Teucro como fundador de esta ciudad, personaje de la mitología griega, de Homero; no hay fundamentos históricos para sostener que Teucro fundó Pontevedra.
¡El ingenioso Muruais, de gran talento, plastifica unos eventos carnavalescos, originales y de gran divertimento! (Tiene sus inicios en 1877, celebrándose durante años).
"Ciudadanos, hemos desterrado al malvado Urco a sus dominios infernales".
Urco llega a sus territorios, con ira, enojo contra los Teucristas. Flota una gran armada; pretende saquear la ciudad de Teucro. Llega a nuestra ría. El astuto Griego, viendo su inferioridad bélica, recibe a Urco con lisonjas, honores. Éste, confiado, disfruta de banquetes y otros placeres. Al tercer día, lo envenenan y muere.
Sus tropas se desmoralizaron y regresaron a su destino. Le cuentan lo sucedido al hijo mayor de Urco, Urquín. ¡No podía dejar sin venganza tan tremendo crimen y ultraje! Con una flota aguerrida, se dirige a nuestra ría para destruir la traidora ciudad. Enterado Teucro, prepara la defensa, fortificando la ría con imponentes castillos y equipando una escuadra.
Las dos "armadas" se enfrenta el domingo de Carnaval, en el fondeadero de la Pinela (hoy, Club Náutico). Miles y miles de espectadores, de muchos pueblos de Galicia, España y Portugal. Música, clarines, cañonazos, cantos de guerra. ¡Vence Urquín!
Las tropas de Teucro se retiran y se hacen fuertes en la Plaza de la Herrería; convertida en un gran castillo, con sus almenas, puente levadizo, fosos y murallas. (Soberbia obra de Guisasola).
Urquín monta una extraña carroza, en compañía de su enlutada madre, acompañado de sus tropas. Le seguían gran gentío. En la Herrería habían construido tribunas que fueron ocupadas por autoridades y personas de prestigio; otros se subieron a los árboles, torres de San Francisco y la Peregrina.
Se inicia la contienda; se cruzan un montón de flechas, de pan gramado. (los asistentes se peleaban por recoger tan buenos trofeos bélicos; ya en aquellos tiempos amenazaba la hambruna).
Teucro observa que ya no puede resistir, iza la bandera blanca y Urquín acepta la paz. En el puente, se besan; se sientan los dos; son homenajeados por comparsas con sus cantos e instrumentos, dirigidos por Prudencio Piñeiro. Bandas de música, orquestas, rondallas………"
Nos narra Prudencio Landín: "En el campo de la alameda se asentaban tiendas de campañas, pabellones de armas, centinelas a caballos. Unos 200 jinetes, pertenecientes a Urco y Teucro. Se inició el festejo con el pregón de Rogelio Lois. Lunes, martes, miércoles, representaron diversos episodios. Cada comparsa llevaba su antorcha y carrozas de bellos coloridos. Este cortejo atravesó la ciudad las siete noches, abriendo la comitiva cuatro elefantes, construidos por Guisasola y Demetrio Durán, finalizando en la plaza de Teucro".
En Vigo se celebraban las grandes fiestas de Momo, con carrozas de Orfeo, Saturno, Minerva, Cupido, Venus.., ¡Todo el Olimpo! Escuadrones de cosacos y árabes, demonios negros y el aparatoso entierro de Momo.
En esos tiempos (1877), "El Verdugo amenaza los dos festejos". Estaban en la cárcel de Vigo cinco reos condenados a la horca, por matar al párroco de Gondomar. La ejecución estaba señalada en las fechas carnavalescas. Era una gran amenaza para los festejos. Pontevedra y Vigo intentaban cerrar el paso al sangriento verdugo. Enviaron instancias de indulto: prelados de Santiago y Tuy, Diputaciones, Ayuntamientos, Elduayen, Vega de Armijo, Álvarez Bugallal. Tenían que impedir que el verdugo desluciera "Las brillantes entradas de Momo en Vigo, y Urquín en Pontevedra.
Los medios de comunicación hacían eco de los grandes preparativos carnavalescos y de la sombra de la ejecución. Hubo gran inquietud. Alfonso XII indultó a los cinco condenados para que los pontevedreses y vigueses se divirtiesen a sus anchas; y no se tropezasen en sus calles con el patibulario y su verdugo".
¡No os extrañéis por los indultos! "Están de carnavales".
En su trilogía, Prudencio Landín nos deleita con los Carnavales de Urco; intentamos reproducirlos por su espectacularidad e ingenio. ¡Ya iniciamos el carnaval! ¡Qué el ingenio, la creatividad os impregne!
¡Buen festejo y feliz caminar!
Pedro de Lorenzo y Macías.