Jacobo Mesías
Nuevas elecciones ¿Y si me toca a mí?
No han pasado ni seis meses desde la última llamada a las urnas, y ya nos toca de nuevo. A este ritmo, pronto nos convertiremos en unos expertos en "el arte de votar", y es que el próximo 10 de noviembre cumpliremos el sexto proceso electoral desde las generales de 2015. Y para el año hay autonómicas!
Con tanto ajetreo, es altamente probable que el/la lectora tenga una cierta inquietud por el posible llamamiento a una mesa electoral. Por lo pronto, decir que a la fecha de este artículo, si no te ha llegado la correspondiente notificación ha sido porque, o bien no te ha tocado, o bien ha habido algún improbable contratiempo postal.
Ahora que ya respiras más tranquilo/a, abordaré el proceso de selección.
Según nuestra ley electoral, cada mesa se compone de dos vocales y un presidente, y para cada uno de esos puestos se eligen dos suplentes. Esto es, se selecciona un total de nueve personas por mesa.
Cada ayuntamiento es el encargado de repartir las mesas electorales y organizar el sorteo. En el caso de Pontevedra se constituyen 106 mesas electorales, así que se eligen 954 personas, casi nada…
Podríamos imaginarnos al alcalde haciendo girar un enorme bombo del que durante horas se fuesen sacando los nombres de los elegidos, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Estamos en pleno siglo XXI, así que el sorteo se realiza utilizando un programa informático facilitado por la Junta Electoral Central. Todo el proceso no dura más de 15 minutos.
Si por lástima o suerte (según afrontes la jornada) te ha tocado ser miembro de tu mesa, debes saber que tiene alguna ventaja. Por ley tienes derecho a beneficiarte de una reducción de jornada de 5 horas en el día inmediatamente posterior, y además el estado te abonará 65 euros, cantidad esta que, afortunadamente, está libre de impuestos.
Si has sido elegido suplente, y te preguntas si te van a pagar algo por presentarte en tu mesa a las 8 de la mañana para luego volver a casa porque no te necesitan, la respuesta es un rotundo no. El madrugón de ese domingo es gratuito.
Esto último no deja de resultar un poco paradójico, ya que lo habitual es que se sepa de antemano quienes van a acudir a la mesa, puesto que la Ley obliga a justificar la ausencia con la debida antelación, y si se tratase de ausencias de última hora (a veces las sábanas se pegan demasiado), hubiese bastado con que el suplente permaneciese localizable y disponible entre las 8 y las 9 de esa mañana. No obstante, la ley dice lo que dice, y el madrugón en este caso no lo quita nadie.
Decir por último que, si alguien está pensando en no acudir a la cita, no es una buena opción. El código penal sanciona esta conducta como delito de desobediencia, lo que puede llegar a implicar una pena de prisión, aunque normalmente todo se queda en una multa, eso sí, bien gorda.
En definitiva, cuando a las 7 de la mañana del domingo os levantéis pensando en si es justo el precio que se cobra por pasar más de 12 horas en una silla en el colegio electoral, pensad en la afamada frase de Rajoy: "una cosa es ser solidario, y otra cosa es ser solidario a cambio de nada".