Manuel Pérez Lourido
Exhumaciones
Anda circulando por ahí el rumor de que han desenterrado a Franco. Dicen que lo han llevado en helicóptero desde el Valle de los Caídos hasta el Pardo, como cuando Fellini paseó por Roma, en helicótero también, una imagen de Jesucristo al comienzo del metraje de "La dolce vita". Dicen que el PSOE ha hecho coincidir el traslado con la campaña electoral (o la precampaña, que es otro nombre para lo mismo) para obtener rédito político, ya que era increíble que no se hubiese hecho ya mucho antes. Si es así, si todo lo dicho es cierto, no sé cuál es el problema. Todos los partidos en el gobierno toman las decisiones que toman buscando su beneficio propio, o al menos el menor de los males posible (en realidad, eso mismo es lo que hacen siempre, aunque estén en la oposición). Todos convocan elecciones en el momento que más les convienen, manejan los resortes de que disponen para organizar los debates como más les interesa, etc. Aunque es normal que el resto de partidos se enojen porque haya "coincidido" el asunto del traslado de los restos de Franco en un momento idóneo para quien lo promovió en el Parlamento. Por eso partidos que apoyaron en su día la iniciativa ahora poner reparos por "electoralismo". Claro, ellos no lo habrían hecho así, a las puertas de unas elecciones. Jajá.
Dicen que la famila Franco también se ha quejado. Son mucho de quejarse desde 1975. Aunque gozan de unos privilegios que igual en otro lugar se hubiesen visto recortados. Igual en otro lugar los ciudadanos escogían a políticos más intransigentes con el expolio y la mangancia de Franco y los suyos. Durante la reinhumación en el el cementerio de Mingorrubio (eso es un nombre y lo demás son cuentos) a la familia se le unió una comitiva de trescientos nostálgicos del franquismo que cantaron el himno con la letra de Pemán ("¡Viva España! / alzad los brazos hijos del pueblo español", etc). También obsequiaron a los medios presentes con gritos de "prensa española, manipuladora", como si fuesen independentistas de pro atados a una rima.
Mientras, en Cataluña, se tomaban un respiro para recomponer un poco Barcelona y Torra seguía erre que erre con lo del nuevo referendum e inventándose el derecho de autodeterminación. Dicen que este hombre es ya un cadáver político y que todo lo que hace ahora debe entenderse como un intento desesperado de auto-exhumación. Es oir hablar a Torra y uno recuerda el inicio de "Las malas compañías" de Serrat: "Mis amigos son unos atorrantes / se exhiben sin pudor, beben a morro / se pasan las consignas por el forrro / y se mofan de cuestiones importantes". Son cosas mías.