Milagros Domínguez García
Fotografiando la muerte
Leía recientemente que según una encuesta hecha por la Fundación Línea Directa, dos millones de conductores se hacen selfies mientras conducen. Así lo reconocen ellos mismos, lo que me hace pensar que posiblemente algunos o muchos más no se han atrevido a reconocerlo y por lo tanto quizá el número de irresponsables sea superior.
Me imagino rodeada de personas que víctimas de si mismas y de un ego desmedido, mientras conducen, móvil en mano, buscan el mejor ángulo para que la foto sea perfecta. La mejor luz, su mejor perfil, quizá una mirada de reojo para parecer más seductores.
Me pregunto si valoran lo peligroso de su conducta, pero creo que su afán de protagonismo y su falta de conciencia les impide cualquier pensamiento inteligente.
Es tan surrealista esto que podríamos incluso pensar que cuando conducimos estamos participando en una ruleta rusa, ese "juego" de resultado incierto y espeluznante.
Todos somos, según esto, obligados participantes, porque la persona que "dispara" la cámara de su teléfono está además de poniendo en peligro su vida, convirtiéndonos en posibles víctimas de un accidente y aumentando así nuestras probabilidades de ser perdedores en su macabro "juego".
Arriesgan su vida por una recompensa absurda. Unos likes y unos comentarios halagadores sobre su magnífica foto. Pero ¿y si pierden? Si su distracción les lleva a tener un accidente en el que pierden la vida, ¿qué han ganado?
Y si "la bala perdida" acaba empotrándose en nuestro vehículo o atropellándonos, ¿qué ganaremos nosotros?
¿Porqué hemos de jugar a algo que no queremos? ¿Por qué hemos de ser los daños colaterales de actitudes imprudentes, insensatas e irreflexivas?
Conducir es peligroso, eso me dijeron cuando ya hace bastantes años iba a la autoescuela. Enrique, que así se llamaba mi profesor, me decía: "hay mil circunstancias que afectan a la conducción y por ello debemos extremar los cuidados y la atención por lo que siempre has de adelantarte a las intenciones de los otros conductores". Si ya es complicado predecir según la conducción de una persona si va a llevar a cabo una maniobra que no está señalizando, imaginad esquivar una trayectoria errática de alguien que va haciéndose una foto.
No puedo ver más que pérdidas en ese "juego" donde se obvian los derechos del resto de los conductores. No olvidemos que los accidentes existen, pero si son provocados por negligencias y abusos deja de llamarse accidente. Si es terrible que alguien deje su vida en el asfalto, como de terrible puede ser que la causa sea una fotografía.