Manuel Pérez Lourido
Sociedad indulgente
"La sociedad es muy complaciente e indulgente para una persona blanca de clase media". Esta frase pertenece a Olivier Schrauwen, un autor de comic belga, en el transcurso de una reciente entrevista para un medio español.
Tan indulgente es, que permite que algunos de esos blancos de clase media persigan el anhelo de dictar modos y maneras tales que su cosmovisión sea la dominante. Con el propósito de apartar a quienes entienden que pueden ponerla en peligro, se dedican a montar partidos políticos radicales (en donde "radical" es más sustantivo que adjetivo).
La extrema derecha actual es un producto de la bonanza económica en Occidente y surge cuando a través de las grietas sociales se atisban signos de debilidad económica. No existe planteamiento de ultraderecha que no se cimente en la xenofobia y/o el racismo. Es uno de los ingredientes básicos del miedo que intentan inocular a la sociedad en la que brotan, una de sus principales neuras, una de sus fobias más destacadas.
Nos han taladrado los oídos con sandeces sobre la supuesta amenaza de la inmigración descontrolada. Este discurso, procedente de todos los ámbitos de la derecha, no tiene fundamento si analizamos las cifras reales. No existen los "millones de inmigrantes que esperan en las costas libias para venir a España", según Pablo Casado.
Desde enero de 2016 han llegado 597.772 personas procedentes de todo el Mediterráneo. La cantidada de llegadas irregulares entre 2005 y 2018 ha sido de 221.190 personas. Es evidente la desproporción entre los datos obtenidos de la realidad y el temor que se prentende sembrar, procedente de los prejuicios, la ignoracia o la mala intención. O de una combinación de los tres.
Los que hemos tenido la suerte de nacer en la zona privilegiada del globo terráqueo tenemos la responsabilidad de administrar nuestra buena fortuna de un modo egoísta o de otro que haga justicia a quienes han sido en otro tiempo saqueados por nuestros antecesores o simplemente no han disfrutado de las mismas oportunidades que nosotros. Lo que elijamos hacer se verá claramente reflejado en nuestra posición política hacia quienes, como nosotros en otro tiempo, tienen que procurarse un futuro lejos de su tierra.
Somos nosotros, el conjunto de individuos que sustentan eso que se ha dado en llamar "sociedad democrática" quienes decidimos cómo queremos configurar nuestra vida en común y, en cierto modo, a quiénes queremos dejar sitio en ella o bien alejarlos de nuestra privilegiada existencia.