Leoncio Feijoo Lamas
Vuelve la Gran Ferrería
Aun sin tiempo para recuperarnos del destrozo de la alameda popular y atrio arbolado que fue el Campillo de Santa María, borrando las señas de identidad y la memoria histórica de todo un barrio histórico, y aun de un entorno monumental como el de la Basílica, los desalmados dirigentes municipales la emprenden ahora con la plaza de la Herrería.
Lo cierto es que lo tienen fácil. Por un lado porque la sociedad civil pontevedresa prácticamente no existe. Los vecinos se han convertido en una masa ingente de zombies manipulables. Si hubiéramos corrido a gorrazos a nuestros mandamases, tal como se hizo en Vigo, el día que tocaron las farolas de fundición no se habría llegado tan lejos. En segundo lugar, porque la Administración de Patrimonio Cultural brilla por su ausencia. La tan necesaria labor de tutela y control técnica ha desaparecido en manos de enchufados, vagos y gente sin vocación sujetos a componendas políticas. Desgraciadamente es que esta anécdota resume los problemas de nuestro país: ¡Hay si el Banco de España hubiese funcionado a tiempo evitando lo de las preferentes! Y en tercer lugar porque, necesariamente unido a lo primero, el BNG interpreta las obras en nuestra zona monumental como todo un referendum estético: ¡Hay que bonito y moderno queda todo, cuando antes era sucio y viejo! Ya veréis lo mona y votable que va a quedar García Escudero después de varios años de abandono
La última gran cafrada realizada fue cargarse el marco monumental de la plaza de la Herrería o Ferrería, bajo prejuicios de accesibilidad, como si antes no fuera practicable esa plaza. Como si el escalón perimetral del ágora no fuese más que centenario, como si todos los espacios fueran iguales, como si no existiese un marco de plantación de arbolado secular, como si la parte vías y paseos adyacentes fueran también plaza. En su momento ya denunciamos en nuestro blog, la tropelía que suponía poner las losas de piedra, no en perpendicular al eje de la vía sino en paralelo al sentido de la marcha, anulando pues la existencia del Paseo de Odriozola como algo singular para crear un desmadejado mar de piedra unificado.
Como en los regímenes totalitaristas, pueden valer los modelos chinos o los de la Rusia soviética, en contra de cualquier criterio técnico de restauración monumental, de lo que se trata es de crear un gran espacio sin tener en cuenta lo preexistente, y sobre todo, que el nuevo espacio resultante se adapte a las actividades del partido, y no de que los actos que se celebren se deban de adaptar al espacio protegido, que es lo más obvio y racional en Occidente.
Que nadie se engañe. El sondeo de Bará de mover los árboles de su marco centenario de plantación, para "ampliar a praza" ahora que está al mismo nivel, es una promesa a cumplir en cuanto haya un poco de dinero. Porque el BNG de Pontevedra tiene el mérito de sabernos robar tanto el pasado como el futuro.
18.05.2013