Milagros Domínguez García
¿¡Políticos!?
Que mundo este donde personajes del tres al cuarto entienden los principios como la entrada a rentabilizar la ineptitud, la incoherencia y la desfachatez y osan llamar a sus prácticas política.
Convierten el día a día en la continuación de los juegos del hambre, del quien da más señores, del poderoso don dinero.
Lo hacen además con cobardía, ocultando sus verdaderas intenciones con disculpas vagas. Mienten, difaman y se suben al carro del poder sin saber que el hecho de hacer se escribe con H. Debe ser esto porque pocas veces echan un ojo a un libro. Ni siquiera lo abren cuando copian textos ya que directamente buscan en Google - Texto muy corto que no sea difícil de entender -
En cualquier caso descubrimos que cualquier iletrado puede ostentar poder y de que además vestidos de soberbia se endiosan y se creen los impulsores de todo.
Juegan al absolutismo burdo y su juego pasa por llevar los hilos de las marionetas que mueven a su antojo, ejerciendo sobre ellos el poder despótico y convirtiendo cualquier actividad o acción en una extorsión sobre sus libertades.
Don nadie disfrazado de algo. Nada más patético que un quiero y no puedo, nada más deleznable que manipular aprovechándose de la ignorancia e imponiéndose a través del miedo. Proyectos de emperadores que hacen de la población donde gobiernan su cortijo y manejan de forma impune el espacio público apoyados en ocasiones por alguna superior desnortada que hace del grito su discurso y de la mentira el látigo con el que pretende castigar a quien intente contradecirla.
Mediocres de media pluma todos ellos que intentan amedrentar a través de artimañas, buscando herir la honorabilidad y la dignidad de quienes osan plantarles cara.
A esos politicuchos que intentan vivir de la manipulación, maltratadores sistemáticos de cualquier idea u opinión, decirles que podrán reír dos veces, pero también que hasta el rabo todo es toro. Puede ser que un día se sorprendan descubriendo que nada es lo que parece y que a través del acoso pueden conseguir el efecto contrario al que desean.
Existen personas que se han hecho a sí mismas y los retos les inspiran y alimentan su fortaleza. Personas que se visten de la dignidad y el honor aprendido desde la cuna y no consentirán ser personajillos de su opereta. Que no darán tregua a las injusticias y se mantendrán firmes, sujetos a su conciencia, sus valores y sus principios, cuestiones donde tienen la experiencia que da ponerlos en práctica a diario y donde los inquisidores tienen la batalla perdida porque desconocen el juego limpio y donde sus mezquindades se extinguirán por la falta del aire turbio que precisan para mantenerse.
Existen quienes no serán estómagos agradecidos y buscarán hacer su trabajo con tesón, con dignidad y sobre todo con honestidad.
A los politicuchos sin espíritu, solo hemos de desearle que la suerte que les acompañe sea el fruto de sus buenas acciones, de su buen hacer y proporcional a su honestidad.