Manuel Pérez Lourido
Engorde usted
He empezado a leer artículos que sugieren ideas para evitar salir de las fiestas navideñas con kilos de más. Resulta que los altruistas autores de los artículos citados se han puesto de acuerdo en que existen ciertos lugares, de los que tengo un vago recuerdo, donde te pueden ayudar a conseguir ese objetivo. Gimnasios, piscinas, pistas deportivas... todo eso está muy bien si obviamos el hecho de que es necesario salir de casa para llegar a ellos. Cuando ha llegado el día, y ha llegado hace tiempo, en que el mero hecho de pensar en salir de casa para ponerte a sudar en otra parte te parece la cosa más ridícula del mundo, ¿qué haces?, ¿cómo has llegado hasta este punto?, ¿qué te espera más allá?
Las preguntas se acumulan y las respuestas son ridículas. Por ejemplo, algunas de las actividades más recomendadas para combatir las grasas se pueden realizar en tu propio hogar. Pero entonces topamos otra vez con la vergüenza y el ridículo. El ejercicio que más prestigio tiene recibe un nombre absurdo: "burpee". Consiste en agacharse, apoyarse en el suelo con los brazos hacia adelante y las piernas hacia atrás, realizar una flexión al modo clásico y luego ponerse en pie pegando un salto y levantando los brazos. Solo describiéndolo ya queda uno agotado. Para más inri, además del nombrecito, que obedece al apellido del fisiólogo neoyorquino que lo inventó; parece ser que fue popularizado por las fuerzas armadas norteamericanas (las mismas que dispararon la fama de la coca-cola, entre lo mucho que dispararon) como parte de las pruebas de alistamiento para la segunda guerra mundial.
En todas las webs que he consultado se asegura que la actual vigencia del burpee proviene de la extensiones de los circuitos de crossfit. Ahí he dejado de leer. ¿"Crossfit"?, ¿pero nos hemos vuelto majaretas? Aún más, quiero decir. Noto como la furia se apodera de mis fofos músculos y los enerva hasta que parece que, de seguir así, en un par de horas podría convertirme en superhéroe... finalmente me vence la curiosidad y decido informarme. Tengo que recoger velas, resulta que CrossFit es una marca registrada. A-migo. Parece ser que un tal Glen Glassman, un joven universitario que practicaba culturismo en la zona sur de California, acabó inventando una actividad física que combinaba movimientos de distintas disciplina con excelentes resultados.
De todas formas, si alguien piensa que para evitar engordar en navidad hay que entrar en el mundo de los burpees o del crossfit o frecuentar gimnasios y piscinas en mi caso lo que está haciendo es condenarme de antemano. Ah, eso sí, como decía la canción, será una dulce condena, echarse en brazos de turrones y mazapanes, tartas y tortas, tintos, blancos, cavas y licores, etc, etc.
Publicar artículos para ayudar a mantener la figura (aunque sea una figura venida a menos) en época navideña es como aquel niño en la playa que pretendía vaciar el mar cubito a cubito para llenar un hoyo recién hecho en la arena. No nos cansaremos de leer esos artículos, de recortarlos, de encomendarnos a ellos, de memorizarlos incluso, pero al final no servirá para nada.
A fin de cuentas, ¿qué mierda de fiestas navideñas has tenido si sales de ellas como entraste? Las navidades se celebran para aligerar el bolsillo y embrutecer el organismo. Su componente religioso ha transmutado en alegrías carnales sin distracción de otro tipo. Las calles están atiborradas de ciudadanos también atiborrados, al borde del colapso de colesterol y del abismo glucémico, equilibristas de los peligros gástricos, recorriendo avenidas y calles profusamente iluminadas como un rebaño de animalicos que van del punto de engorde a los puntos de consumo en días feriados. Sí, es un cuadro apocalíptico, como cualquier otro que queramos hacer de nuestra sociedad. Estamos tan de vuelta ya de todo que hasta pretendemos celebrar las navidades sin engordar.