José Antonio Gómez Novoa
Ventana indiscreta: Los otros
Hace ya un tiempo que no les hablo a ustedes de cine, una de mis pasiones, ya que últimamente hay pocas películas que me conmuevan y el mundo de las series me tiene atrapado, pero hace unos días me encontré con un relato inteligente, filmado y dirigido por el Georgiano Zaza Urushadze: Mandarinas.
Cuenta la historia de un anciano de origen estonio llamado Ivo, que ha decidido permanecer en un lejano pueblo, en medio de la montaña, lugar en el que ha surgido una cruenta lucha entre las antiguas provincias soviéticas de Georgia y Abjasia. La llegada a su casa de dos combatientes heridos cada uno de un bando diferente, que no quieren más que odiarse y matarse, que luchan por sus "ideales", hacen que nuestro protagonista adopte un rol pacificador. Su intención de hacer lo correcto nos atrapa desde el primer momento.
Muy recomendable para los líderes políticos que viven y alimentan la confrontación, ya que su línea argumental habla de los lazos entre los hombres, en una tierra donde se se convivía pacíficamente los amigos pasan a ser enemigos, del enorme absurdo de la guerra. Los combatientes rodeados del bello bosque caucásico, comparten un espacio reducido, y se enfrentan a la realidad, a las necesidades y al sufrimiento del otro.
En situaciones tan complejas y tan tristes, hay cuestiones de fondo, que no se quieren ver, ni oír, y muchos menos escuchar. Pero también hay posicionamientos y miradas que desde la sencillez, el ponerse en el lugar del otro (empatía), te hacen reconciliar con el ser humano.
El relato es inteligente, pausado, reflexivo, dulce y ácido a la vez como las mandarinas. Abandonas el cine con sentimientos contrastados, una mezcla de alegría y tristeza, pero con la lección aprendida de quelos conflictos humanos surgen porque muchas veces, no nos enteramos que hay otros.