Pedro De Lorenzo y Macías
Convivencia mercedaria en el Monasterio de Poio
© Monasterio de Poio
Septiembre suave, caprichoso. Abandonas, cansino, el engañoso veraniego, acariciando el equinoccio otoñal.
Pasaron 50 años, medio siglo. En la semana de las romerías, festejos de La Virgen, me invitan al Monasterio. Nos encontramos estudiantes de antaño; sus portes emanaban recuerdos y la mente trabaja para ubicarlos.
En sala capitular nos reunimos; la mayoría con su familia. Todos ya en la reserva laboral. Nos vamos presentando en grupo. ¡Como siempre! No daba en el clavo. En mi turno, fui escueto, prudente. Estaban muchos de los cursos inferior y superior al nuestro. Me desbordaron y las añoranzas de antaño afloraron.
¡Cuántas vivencias, anécdotas emanaron! Hablamos de nuestros profesores, de la magnífica enseñanza, del espíritu de respeto a los demás. Nos volvió a unir, conviviendo de nuevo con la Comunidad Provincial.
Participamos en la Eucaristía en el VIII Centenario de la fundación de La Orden en Barcelona en agosto del 1218. Sentimos dolor, y preocupación del pueblo catalán.
Somos de distintos pueblos de España y este recuerdo afloró en el ambiente. Año 1968 estaba el noviciado, filosofía y teología, sumando unos 150 estudiantes, de blanco hábito, de amantes de la hermandad, respeto mutuo.
La Scola Cantorum fue gran referente para Poio, Galicia. La invitaron a participar en pueblos de varios países. En mayo del 67 estuvimos presentes en la visita del Papa Pio VI a Fátima, siendo mimados gracias a las voces gregorianas de la Scola. Motivo que en el año siguiente la TVE filmase la Salve Regina en Poio, siendo noticia en otros pueblos.
En el 68 iniciamos viaje a la Ciudad Condal, enfadando a "Don Gallo", chulesco y molesto. Los buses, conducidos por los hermanos Balea, se fatigaron al llegar al Paraño; un gélido viento, frío se burlaba y nos atormentaba.
¡Qué carreteras de antaño! Llenas de recovecos de aventuras, peligro; forzaban la templanza, una lucha contra la muerte siempre al acecho. Llegamos a Valladolid, ya en el anochecer. Pernoctamos. Al alba nos dirigimos a Zaragoza; almorzamos y los buses, sufriendo las calzadas y nuestros cantos, entran en Barcelona.
Nos instalan en una residencia. ¡La suerte estaba con nosotros! Los cocineros eran gallegos. ¡Chapó! Nos aseamos. Era el 23 de septiembre, inicio de las fiestas patronales "La Virgen de La Merced". Ya en la Basílica de la Merced, La Scola, dirigida por Anselmo, cautiva los espíritus, los corazones. El cántico llegaba al exterior, armonioso, melódico, engatusador. ¡Ojo! Sin megafonía y arreglos de cabina. Al día siguiente, misa solemne en honor a la patrona de los barceloneses.
En un cine llevamos los típicos cantos de pueblos distintos; cantando a cuatro voces, con dos dúos. Entusiasmó al pueblo, que hubo que repetir al otro día. Nos pedían "Otra, otra". Nos quedamos sin repertorio. ¡Qué hermandad, amistad emanaba en la gente!
Paseamos por sus ramblas. En las placitas bailaban la sardana. Nos asieron de las manos y compartieron su cultura, su tradición. Nos hermanó con el espíritu de antaño con nuestro pueblo amigo, hermano catalán.
Regresamos. En Zaragoza rendimos honores a su Pilarica. Pernoctamos en León. Lo visitamos. Nos maravilló. Fue duro el regreso al Monasterio, de noche, azotada de lluvia y viento. ¡Ojalá olviden sus egoísmos y vuelvan a ser ellos mismos!
A la noche organizaron una "Queimada", orquestada por "OS LUNS FOLK". Animaron el cotarro, uniéndose todas las voces en distintos cantos. La despedida, emotiva y llena de sinceridad, con el slogan: "Hasta el próximo septiembre".
Este 16 se inicia la novena de "La Virgen de la Merced", gratificada por el Papa Francisco con indulgencia plenaria.
¡Salud, felicidad y fortuna!
Pedro de Lorenzo y Macías