Tribuna Viva
"Appeasement": apaciguamiento… Ser Chamberlain o ser Churchill, el dilema de Pedro Sánchez
Hace ya 80 años, Arthur Neville Chamberlain, primer ministro del gobierno del Reino Unido, pretendió preservar la paz mundial haciendo concesiones a los regímenes fascistas que gobernaban en Europa. En nombre de la paz, claudicó ante la voracidad de estos regímenes con una palabra "Appeasement" (Apaciguamiento). Chamberlain justificó su posición ante la opinión pública británica señalando que "sería terrible para nosotros prepararnos para una guerra motivada por un pueblo lejano y por gentes de las que nada sabemos". Después, los acontecimientos ya sabemos en qué terminaron.
Entonces, nos podemos hacer una pregunta: ¿Estamos ante un caso de apaciguamiento similar ante los secesionistas catalanes? A la vista de los acontecimientos desde el pasado mes de septiembre ocurridos en Cataluña, la respuesta es que sí. La serie de actuaciones del gobierno de la Generalitat, saltándose a la torera todas las leyes y sentencias del Tribunal Constitucional, dictámenes de los letrados de su Parlamento autonómico en nombre de la democracia; su democracia, nos dan la razón para ese sí.
Ahora en el Parlament, con el levantamiento del 155, se volvió a aprobar la moción de la hoja de ruta del procés, ya votada en 2015 y anulada por el Tribunal Constitucional. Pero antes, el ínclito presidente Torra y su grupo parlamentario de PdCat y el grupo de ERC, en un ejercicio rocambolesco, votaron a favor de la moción presentada por la diputada del PSC, Eva Granados, a fin de "instar a un espacio de diálogo para facilitar acuerdos". Aunque minutos después, fueron capaces de sacar adelante la moción de volver a la hoja de ruta del proceso de la independencia.
Y ya en Moncloa Pedro Sánchez y Quim Torra llegan a acuerdos, sin luz ni taquígrafos, entre el que destaca la afirmación: "Es un problema político y que debe arreglarse con política", Torra dixit. ¿Esto implica dejar las leyes al margen? Estamos esperando la respuesta del presidente Sánchez ante esta afirmación y la hemos tenido: "Los catalanes tienen un Estatuto que no han votado". No sabe ni lo que pasó con el Estatuto y su declaración de inconstitucionalidad por el Tribunal Constitucional. ¡Qué similitud!... "Appeasement" por parte del presidente de Gobierno.
Ya que todo en la vida tiene un precio, tenemos el precio que Pedro Sánchez tiene que pagar por su sillón de presidente. Se ha puesto en manos de diputados cuyo único fin es la independencia, y otros que aún están con pájaros de República Federal, rompiendo consensos que son fundamentales como es el que nos dio una Constitución. El PSOE, y más aún el PSC, defienden el diálogo, la no confrontación, cuando los que tienen enfrente se comportan como verdaderos talibanes de su causa, sin importarles lo más mínimo el diálogo y el acuerdo. En algo se parecen a los regímenes fascistas de los años 30, la historia se repite.
En resumen, el dilema que se debería plantear Pedro Sánchez es ser Chamberlain, o ser Churchill. Pasar a la historia como un político cobarde o como un político con convicciones fuertes y sin deudas pendientes. En vista de cómo actúan tanto él como su partido, conocer los acontecimientos del pasado más reciente no les parece importante. Y claro, el que no conoce la historia está condenado a repetirla.
Gregorio Revenga Portela
Coordinador de la Agrupación de Ciudadanos Pontevedra