Bernardo Sartier
De Carabanchel a la sierra
Pablo Iglesias irrumpió en el bipartidismo como la azafata de Truffaut en "La piel suave". Dos tiros y la cabeza del adúltero en los espaguetis. Por cuernos a sus votantes puede venir el deceso político de Pablo. La peli: La piel dura. Porque se precisa dermis de mamut para escrachear al universo y tildar a Guindos de especulador mientras te dan la bienvenida al club de los muy chaleteros. Pero volvamos a los cuernos. A estas alturas las astas de Pablo son astas arquitectónicas, hipotecadas e inmobiliarias. Cornamenta en la que fulge el aprovechamiento bajo cubierta y la piscina que biodegradará la mugre proletaria. Villa Meona en versión descamisada. Los cuernos de Pablo aparentaban tanto que se convirtieron en el lucernario de la prensa, esa cabrona que amplifica conspiraciones cavernarias con el sabueso Inda de fontanero mayor. Inda es el pocero-chamán que eructa azufre e inventa verdades, que cocina a fuego lento mentiras insoportables, dolorosas de tan ciertas.
Pablo robó la cartera al bipartidismo. Era el Robin Hood que repartiría con los pobres sus billetes. El pueblo le creyó y Pablo se fugó con la cartera para financiar el asalto a los cielos. Pero conoció a Irene, decidió que el cielo quedaba en el quinto carallo y se estabuló en cota inferior, sierra de Madrid. Compró una palloza y dio balas al pistolero Pantuflo: Nunca debiste comprarte el casoplón, forastero. Irene es aquí la femme fatal del cine negro con la que Pablo tropieza para arruinarse la carrera. Cherchez la femme o, lo mismo pero omitiendo la lírica, donde tengas la olla no pongas la polla. Pablo e Irene quieren la cabaña pero rehúsan el foco, algo así como un amigo que fue mamado perdido a comer a un chino y pidió sopa de nido de golondrina pero advirtiendo, muy solemne, que trajesen la sopa con el nido y prescindiesen de la golondrina, que los pájaros pegan la tiña. La china, después de aquella atípica comanda miró a mi amigo pelín perpleja y le dijo ¿tu estal bien o tu gilipollo?. Cachados nas patacas de su coherente incoherencia,
Pablo e Irene, que de parvos tienen lo que yo de presbítero, promueven una consulta a las bases. Que llaman, para diferenciarse de la casta, inscritos e inscritas. La pregunta que se formulará a los podemitas y de la que depende el futuro del partido será: "¿Considera usted que "Spónjicus" es el mejor episodio de Bob Esponja?". Nótese cómo traslada la responsabilidad a los inscritos e inscritas que, eso sí, casilla siguiente tienen la posibilidad de optar por "¿o es mejor Estás despedido?". En ese contrataban otro parrillero para las Cangreburguer. Hay quien dice que Pablo e Irene comprometen el futuro del partido. Siempre quedará marcar almohadilla para que coja Echenique, perito en contrataciones verbales que dirá que Dora la Explotadora es el símbolo machista y patriarcal del inveterado sometimiento femenino. De mamporrero de Pablo e Irene salió Monedero, inigualable apellido para un ideólogo que montó una empresa con la que se llevó al morral (o al Monedero) trescientos y pico mil euros.
Monedero es un empresario autónomo. Ejemplo de austeridad en la utilización de los recursos humanos, subsistía su empresa con un único empleado, él; que además coincidía con su fundador, él. Al administrador no lo conocemos, pero es posible que fuera Monedero. También. Tanta coincidencia no era para eludir el IRPF, que estos rapaces vinieron a regenerar la política derrocando a Eme Punto Rajoy. Eme Punto es el último mantra-tostón del podemismo. Marx y Engels crearon la dictadura del proletariado y Pablo e Irene la dictablanda del chaletariado.
Lo churrigueresco del asunto es que yo no creo que Pablo e Irene se hayan tirado a la piscina (huy, vaya metáfora) sin plan B. Porque si la respuesta de las bases les sale como el culo retornarían a profe universitario interino y a investigadora. Y no sé yo si les daría para pagar luz, gas y agua de la dacha. O sea que me están dando peniña y va a haber que organizar un crowdfunding para echarles una mano, mímesis de papis y suegros asistiendo a parejas mileuristas. Seamos serios. "¿Cree usted que Pablo e Irene se han comportado como nuevos ricos contrariando sus principios ideológicos y traicionando a sus votantes?". Esa es la pregunta.
Recuerdo ahora un dirigente sindical que hizo la guerra civil con la república, prisionero de campo de concentración y recluso franquista. Exiliado y diputado con la democracia, le calcetaba su mujer los jerséis y jamás utilizó a sus hijos, Yenia y Marcel como excusa de nada. No reprocho a Pablo e Irene haber comprado chalet a pretexto de su embarazo gemelar. Con su pan se lo guisen. Lo que sí les afeo es ir de avanzadilla intelectual, regeneradora y progre y desconocer la historia de esa izquierda a la que dicen pertenecer. No haber leído, por ejemplo, "Confieso que he luchado", la autobiografía de Marcelino Camacho. En ella cuenta lo del campo, la prisión y los jerséis. Pero también que vivió en Carabanchel la mayor parte de su vida. En un piso sin ascensor.