José Antonio Gómez Novoa
La ventana indiscreta: Morir dignamente
María, era menudita, morena, con unos grandes ojos castaños, pelo ensortijado. Una sonrisa dulcísima. Siempre daba todo, y vivió pendiente de los que le rodeaban. Sufrió una enfermedad agresiva, dolorosa y duradera. Pérdida de visión en un ojo, después el otro, continuos vértigos, pérdida de audición, dolor intenso en su cuerpo y en su alma. Alucinaciones continuas.
Ese deterioro progresivo le dejó postrada en una cama con imposibilidad de moverse. Su camino era sin retorno, y en ese viaje en algún momento decidía dejar de beber y comer durante varios días, hasta que a sí misma como creyente católica, se decía que era moralmente inaceptable, y volvía a aceptar la solución en polvo nutricional que se le ofrecía. Quería dar un salto mortal en su vida sin vida, pero su fe se lo impedía
Viene esto a colación por el debate público que se está produciendo sobre la oportunidad de legislar sobre la eutanasia y el suicidio médicamente asistido. Ésta ya sabemos que es ilegal en la mayoría de los países, pero humildemente creo que la mayoría de los ciudadanos españoles apoyan su legalización y la justifican cuando las medidas paliativas fracasan, y es resultado de la libre elección del paciente que no quiere vivir a través del sufrimiento y su declive como ser humano.
La eutanasia, se ha ido abriendo paso y despenalizándose en diferentes países del mundo. Holanda y Bélgica desde el año 2002. Más tarde Luxemburgo, Suiza, Canadá, algunos estados de EEUU, y Colombia. Sus experiencias están ahí y puede servir de referencia para reflexionar y dar pasos importantes en una materia tan delicada como esta en España.
Nunca va a ser fácil tomar una decisión en el final de nuestra vida, y a unos les vendrán dudas existenciales, a otros espirituales, pero hay una serie de factores que me inclinan a reflexionar que es lo que puede ser mejor para mí y los que me rodean cuando tengamos la certeza de que no merece pena seguir viviendo.
El sufrimiento físico y psíquico intolerable sin expectativas de mejora, la pérdida de dignidad y de control sobre las funciones corporales…, el ser diagnosticado como paciente terminal, en definitiva el “fallecimiento prolongado”, acaso no son razones para adelantar la muerte.
Sea como sea oír hablar de muerte digna, eutanasia o suicido asistido siempre provocan debates muy polarizados, pero hay que sentarse, confrontar opiniones, ver alternativas y a la mayor brevedad elaborar una ley basada en la experiencia de otros países que nos permita estar a la altura de aquellas personas que en el ejercicio de su libertad individual toman una decisión tan difícil.
@novoa48