José Antonio Gómez Novoa
La ventana indiscreta: El abuelo
Rafael tiene dos hijos, uno en las islas baleares y otro en Asia. El primero le da todo, menos los nietos, y el segundo ha tenido un hijo que os aseguro ha conseguido que mi amigo, ya antes entrañable, un persona con una mirada y un mensaje diferente.
Cuando habla conmigo, se le humedece la mirada recordando el tiempo que pasó cuidando a su nieto, en un lugar muy, muy lejos de Galicia. Tiene tantas cosas que contar…… Sus paseos con el carrito por las aceras que no son aceras, ya que están ocupadas por vendedores ambulantes, añadidos de locales, y como logra esquivar la infinidad de motos, mototaxis, carromatos, autobuses, coches y toda clase de vehículos que convierte su paseo en una especie de Rally Páris Dakar.
Cuenta también que cuando salía al parque, una especie de ONU, donde su nieto se junta con otros niños italianos, chinos, ingleses, pakistaníes. El abuelo no se entera de nada pero ellos juegan y hablan interactuando perfectamente, dando una lección de concordia, tolerancia, de lo mejor de la vida.
Observo las paredes del salón mientras estoy hablando con él, y veo que las fotos de sus hijos, están presentes pero van siendo reemplazadas en lugar preeminente por la de su primer nieto. Aún en la distancia, y aunque no esté presente habitualmente en sus vidas hay un escenario común que comparte en cuerpo y alma.
Lo que más me impresionó es como varias veces a la semana, mediante videollamada en directo, a 10.477 Km.. de distancia juegan a los cochitos. Rafael tirado en el suelo, empuja un camión de bomberos entre los sofás del salón, su nieto mueve y articula la grúa que le regaló, intentado ambos que se pare el tiempo y se acerque el espacio..
Los niños que tienen abuelos están más cerca de la felicidad. No sólo cuidan, sino que son el tronco de esa familia extendida. Son unos expertos en la vida e indispensables en la educación de los nietos. @novoa48