Pedro De Lorenzo y Macías
Pesah: Esclavitud, éxodo, alegría, esperanza
El martes, 27 de marzo, se celebró la Pascua Judía en rito hebreo. Su sencillo ágape está vinculado a un ritual de recuerdos: esclavitud en Egipto, el éxodo (su liberación del yugo de los egipcios), la alegría de alcanzar la tierra prometida, la espera de su Mesías, El Salvador del Pueblo Judío.
Nos recibe el salón de la Residencia de Militares; hace gala de sus banderas, himnos, escudos, sus juramentos en defensa de la Patria. Está situada en Fernández Ladreda, en los Pabellones Militares. Nos brinda con mesas redondas, de doce comensales; guarnecida por un candelabro de siete velas. Hubo asistencia de unas 80 personas.
Don Casimiro, párroco de San José nos explica con sencilla claridad todo el ritual del pueblo hermano hebreo:
- Cordero (zeroa): recuerda que con su sangre protegió a los primogénitos hebreos en las plagas que Moisés anunció al Faraón.
- Pan sin levadura (matzah): No había tiempo de fermentar el pan; había que iniciar el éxodo: el pan ácimo, sin levadura, recuerda el nerviosismo de la salida de Egipto, liberándose de la esclavitud.
- Vino: "Bendito seas Adonay, Dios nuestro, creador del fruto de la vid". Se brinda con cuatro copas:
- 1ª. Es la alegría de la Pascua. El patriarca de familia lavaba las manos de todos los asistentes, en señal de arrepentimiento, símbolo de pureza interior. Jesucristo lavó los pies de sus apóstoles. A todos los comensales, los sacerdotes que acompañaban a Don Casimiro, nos lavaron las manos.
- 2ª. Lectura del éxodo y salmos 113-118. Simboliza el Cordero de Dios, que se sacrifica para redención de la humanidad.
- 3ª. Significa la institución de los sacramentos de la Eucaristía y Sacerdocio; es la copa del Espíritu.
- 4ª. De alabanza y Paz. Es la copa de la esperanza. Un niño judío va a la puerta a ver sí vino ese año el profeta Elías.
- Hierbas amargas (maror): símbolo de la amargura de la esclavitud física y mental. Se comen mojándolas en agua salada, recordando que el Mesías es la sal del mundo.
- Potaje de comida (charoset): manzanas, almendras, canela vino mezclado.
En la mesa estaban colocados los panes y las hierbas amargas, el vino, y del bueno, el agua, símbolo de salud, salvación. Todos respetuosos, esperando los momentos del ritual, atentos. Se inicia con la bendición de la Luz, encender todos los candelabros. Solicitan fuego. ¡Curioso! Los bolsos de las esposas son enigmas de misterios: solo en ellos había mecheros.
Empezamos con la primera copa y a saborear el pan con las hierbas amargas. Pronto nos sirvieron un cordero, exquisito, apetitoso. ¡Quedamos un poco desconcertados! ¿Había que comer el pan primero? Don Casimiro, pendiente de todo, aclaró: "Podéis comerlo junto, y beber según vuestro criterio. Lo importante es el sentido de hermandad, unidad y vivir el mensaje del Mesías: Cristo".
Un poco liberados saboreamos los manjares, siguiendo las pautas reseñadas arriba. Nos regalaron un exquisito potaje "charoset". Estaba de rechupete. ¡No dejamos señal ninguna de las viandas!
La conversación entre todos fue muy cordial, agradable. Los sacerdotes, organizadores, muy atentos: ellos cocinaron, prepararon el "ágape pascual". Nos despide Don Casimiro con este hermoso salmo:
"Alabemos a nuestro Dios, de cuya abundancia hemos comido.
Que los recuerdos de esta noche, nos inspire para arrojar nuestras propias cadenas de odio, de egoísmo.
Que la luz de la libertad penetre hasta los últimos rincones del mundo, en nuestros corazones, para vivir todos, hermanos, como hijos tuyos".
Este es el mensaje del humanismo cristiano, que el Papa Francisco transmite a todos los pueblos del mundo: "Hermandad entre pueblos de creencia distintas, pues todos adoramos al mismo Dios, Creador del Universo".
Semana Santa: alegría y reflexión. Vistosas procesiones, viajes de descanso. ¡Disfrutad! ¡Ojalá que los entes que nos representan en los estamentos de nuestros pueblos que juntos forman España, les impregne este espíritu de solidaridad, dejando sus egoísmo particulares y juntos puedan resolver nuestros problemas pendientes, presentes y prevenir los futuros!
¡Salud, felicidad y fortuna!
Pedro de Lorenzo y Macías.
Adonay, también llamado Adonaí, es uno de los nombres con que los judíos designan a Dios. Como tal, es una palabra de origen hebreo (ădōnay) que significa ‘mi Señor’.
Antiguamente, a los judíos les estaba prohibido, por cuestiones de respeto, pronunciar el nombre sagrado de Dios. Este nombre, que fue el que el propio Dios dijo a Moisés en el Éxodo (3: 14), y que fue el que llegó a nosotros en la forma del Tetragrámaton YHVE (del que ha derivado Yahvé), era sustituido por los hebreos por Adonay.