Cristina Ogando
Todo sigue igual
Madre mía, hacía cuanto que no escribía un artículo de opinión. Desde el año pasado ¿no?
… No se preocupen, no me maten, sé donde está la puerta. Disculpen el chiste malo, pero ha sido inevitable sabiendo que esto sale a primeros de año.
¡Ahora en serio! Permítanme comenzar deseándoles un gran feliz año nuevo. Se avecinan cambios, supongo, espero, o 2018 será una continuación de lo horrores/alegrías sufridos durante el 2017.
Es que, pensémoslo. ¿A las doce de la noche sucede un reinicio del universo que nos otorga una nueva vida? Bueno, es verdad que ocurre un reseteo de la memoria a corto plazo. Porque el día dos de enero nos levantamos habiendo perdido un día de nuestra vida. Pero solo eso, por mucho que la positividad esté en el aire.
Tristemente, año nuevo se ha convertido en el agujero negro de la constancia del ser humano. A muchos se les llena la boca con buenos y grandes deseos tan típicos como me apuntaré al gimnasio, viajaré más, seré mejor persona o aprenderé un nuevo idioma. Antes de que termine enero todo eso quedará en el río del olvido, porque como digo, cuando un nuevo año comienza muchas cosas serán iguales que antes.
Seguirán los mismos inútiles en el poder, la corrupción seguirá siendo la mala hierba de nuestro jardín, la oposición continuará dando risa, la gente no dejará de criticar por las redes sociales y cada día encontrarán algo nuevo sobre lo que echar mierda. El Brexit se hará más real por momentos y el conflicto con Cataluña continuará. Ojo, que este año hay mundial. Tal vez sintamos la unidad del país a pesar de que no vayamos a pasar de la fase de grupos.
Más famosos nos dirán adiós y por desgracia, más familiares podrían irse. Y por supuesto, las predicciones de Nostradamus estarán en nuestra cabeza, esperando el momento para hacerse realidad. Como un Roberto Brasero del siglo XVI este supuesto profeta vio grandes catástrofes para este año que entra. La venida de la IIIGM, conflictos culturales con el islam, el irreversible declive del cambio climático, erupciones volcánicas, terremotos en USA y la caída del Papa Paco. Todo lo que ya hemos estado viendo paulatinamente con el pasar de este último año. Cierto que también anuncia la caída de meteoritos en la Tierra en una suerte de fin del mundo, pero…detalles.
La vida continúa señores, no se detiene a una hora concreta de un día X. Porque ¡oh, dramático giro de los acontecimientos! puede que para nosotros, usuarios del calendario gregoriano, sea fin de año, pero es que para gran parte del mundo no lo es. ¿Por qué darle tanta importancia a un día más?
La respuesta es rápida y simple: nadie dice que no a una buena fiesta.
Las tiendas llevan casi dos meses, Black Friday incluido, exponiendo los nuevos vestidos negros y rojos para esa gran noche. Las peluquerías a tope, los carteles por las calles anunciando las fiestas de La Luna, Sala Karma o la famosa Ruta y la brutal subida de precios por un chocolate con churros congelados. Es la última y la primera fiesta del año.
Siento decir, que el mundo sigue dando pena, pero como siempre, no todo es tan malo como lo pintan, creo.
Si el siguiente año seguirá siendo igual que el anterior, también implica que habrá cosas buenas que se mantengan por mucho que el reciente anuncio de Vodafone intente vendérnoslo como una novedad. «Tendremos 400 nuevas series» ¡la madre que los parió! No me doy puesto al día con Flash o Shield, me voy a poner yo a ver nuevas series. La cartelera para el año siguiente será bestial desde Avengers Infinity War hasta la siguiente parte de Fantastic Beast, pero el cine seguirá costando un riñón y un contrato con el diablo para vender tu alma a cambio de palomitas. Juego de tronos no tendrá nueva temporada este año ¡que cunda el pánico! Disney continuará su expansión imperialista ahora que ha comprado la Fox, Amancio Ortega seguirá siendo el esclavista más rico del mundo, Apple continuará manchando la buena imagen de Steve Jobs con la salida de un nuevo iPhone y en el E3 volverán anunciar un nuevo Call of duty que por supuesto, nadie se esperaba.
Y si lo prefieren en un ámbito más local, siempre podemos poner la lupa sobre nuestra ciudad. El edificio semiabandonado de la Xunta, ese que ocupa una increíble parcela justo en el centro, se convertirá en una suerte de centro social. Lores continuará ganando más premios por joder la suspensión de los coches y poner resaltos hasta en el carnet de identidad y la gente volverá a tirarse de los pelos el mes que viene por coger sitio para ver las murgas. No cambia mucho el escenario ¿no creen?
Y si lo piensan, esto es lo que ocurre cada año.
Puede que las cosas cambien, pero en el fondo, todo sigue igual.
Feliz año nuevo.