Pedro De Lorenzo y Macías
La biblioteca del Monasterio de Poio. Los enigmas de la cultura
¡Qué belleza arquitectónica! Poco docto en arte. Pero detecto arcos de cerradura y media punta; enlazados en una envidiable nostalgia de antaño, dan a la biblioteca un sello de un barroco de ensueño.
Encierra testimonios de cultura, que lucha para esclarecer los grandes valores aportados por distintas filosofías, etnias diversas; con un objetivo común: Liberar a las mentes del sectarismo voraz de estos tiempos; dotar a las mentes la libertad en su pensamiento, apartándose de los alineamientos confusos en colectivos sociales.
Encontré la novela La Loba. Antonio Rey Soto nació en Arrabaldo (Ourense) en 1879. Después de una vida, llena de penalidades, ingresó en la Orden Mercedaria que le confortó en su desenlace vital en 1966. Está enterrado en el claustro del Monasterio.
En novela La Loba narra el episodio de una joven atormentada por las circunstancias. Una noche de luna peleándose con negros nubarrones, entró en la casa de un clérigo y le sacó el corazón. Fue perseguida por la Guarda Civil. Era vista en el Castrove y al día siguiente estaba por Celanova, camino de Bande. La ruta del lobo, y de nuestros arrieros.
Su prosa es poesía, de picaresca ironía, de frescura de colorido. Tiene muchas otras obras, en español y en gallego. Se expondrán en otro ensayo.
La imagen de la Mujer Loba tiene su origen en una fantástica leyenda, que es conocedora de muchos amantes de nuestra cultura gallega.
«En Galicia se le llama loba (lupa) a la mujer muy brava, muy feroz, que se impone a los hombres». El apóstol murió a manos de Herodes Agripa I en Jerusalén entre los años 41 y 44 de la era cristiana. En una barca de piedra siete discípulos lo trajeron a nuestra tierra: (Torcuato, Tesifonte, Segundo, Cecilio, Indalecio, Esicio y Eufrasio).
Lupa los envió al rey de Dugio, que intentó matarlos. Pero murió con sus soldados al hundirse el puente, que ya habían cruzado los discípulos. La hipócrita Reina mandó a los discípulos al Pico Sacro, ofreciéndoles unos bueyes para transportar piedras para el sepulcro del Apóstol. Un dragón guarda el monte y los bueyes era toros salvajes.
Al santiguarse el dragón reventó, los toros se amansaron tirando del carro con el sarcófago del Apóstol, parando en Libredón, donde lo enterraron. Viendo estos extraordinarios sucesos, la Reina Lupa se convirtió y ayudó en la construcción del sepulcro, según el Códice Calixtino.
«Aprovecha hitos y sitios marcados en el folklore popular, que la gente reconoce», como el Pico Sacro, típicamente de «mouros».
La leyenda jacobea redime a la reina Lupa, no así los relatos que la sitúan en Ourense. Allí la monarca opresora cobraba tributos y atemorizaba a sus súbditos de Puxeiros. Estos se rebelaron y la arrojaron de lo alto de la muralla de su castillo. Una cantiga gallega relata la historia:
«Matastes a Reina Loba,
Carqueixos e Pixeirós,
matastes a Reina Loba,
fidalgos quedastes vos»
No olvidemos a Rey Soto ni esta leyenda. Sus obras nos enriquecerán y sorprenderán a muchos doctos de estos tiempos. Escribió muchas obras en nuestra "lingua galega" y casó a Castelao.
Volveremos. ¡Salud y Fortuna!