Félix Hernáez Casal
Entre perezosas lenguas e inquebrantables lealtades
Que el Pontevedra CF muerda el polvo fuera de casa no resulta ya algo noticiable.
Son tan mediocres, tan desesperantes y tan impropios de este club los resultados que desde hace demasiado tiempo se obtienen como visitantes que ya ha alcanzado el calificativo de rutinario regresar de cada desplazamiento "con el rabo entre las piernas" y con el mismo discurso ya memorizado al dedillo por los protagonistas.
En Fuenlabrada tampoco pudimos comprobar la calidad del portero rival pero con respecto a Cerceda hemos mejorado en algo. En la pequeña villa coruñesa la única ocasión disfrutada se marchó fuera a centímetros de uno de los postes, en la ciudad madrileña la ocasión por encuentro de la que solemos disponer se estrelló contra la madera de la portería contrincante.
Tras el partido escuchamos el guión de siempre.
Argumento primero: Enviamos un balón al poste en la primera parte y en general antes del descanso dominamos el juego. Argumento segundo: Que sí el primer gol llega con los centrales abiertos o si es la primera vez en la historia que un portero se mete un gol en su puerta. Argumento tercero: El rival es mucho más potente económicamente que nosotros. Este Pontevedra hace lo que puede pues ya no es aquel equipo poderoso de años atrás.
No voy a cuestionar la veracidad del tercero de los citados argumentos si bien me resulta curioso que siempre se recuerde el presupuesto de los rivales cuando son mayores que el nuestro pero nunca cuando equipos con menor potencial económico nos pintan la cara como ya ha sucedido esta campaña hasta en tres ocasiones.
Respecto al segundo, resulta un poco hastiante escuchar continuas apelaciones a errores individuales un partido sí y otro también cuando lo cierto es que una racha tan larga de fracasos foráneos cuyo punto de partida se remonta a la segunda vuelta de la Liga 15/16 parece obedecer a un problema colectivo y no a meras cuestiones individuales de este o aquel jugador.
Y qué decir del primero. Un tiro al poste (que sí hubiera resultado importante concretar pues habría significado el 0-1) está bien y nos colocó cerca del gol pero un partido dura 90 minutos y lo cierto es que esa ocasión parece poco bagaje ofensivo para ganar de una vez fuera de casa y no justifica en absoluto el bajón tremendo sufrido en la segunda parte en la que el Pontevedra dejó de existir.
En esta ocasión, además del entrenador ( su absurda "huelga de lengua caída" declarada hace unos días no incluye las conferencias de prensa) habló la máxima autoridad de la entidad. Al igual que Luisito no apareció en sus palabras ni un mínimo atisbo de autocrítica y por el contrario sí volvió a recordar que el rival nos triplicaba el presupuesto.
Me llamó la atención una frase recogida en prensa dicha por la presidenta: "No fallaremos a este entrenador que tanto ha dado al Pontevedra CF". Al que esto escribe le parece perfecto, respetable y hasta emocionante la lealtad que el Consejo de Administración encabezado por ella le guarda a Luisito Míguez.
Sería aconsejable de todos modos que además de mantener esa confianza y esa fidelidad a un técnico que ha cumplido cada temporada todos los objetivos que desde arriba se le han exigido (y que todavía está a tiempo de hacerlo también en esta), la presidenta del Consejo reflexionara sobre la conveniencia de no olvidar la coherencia incluso a la hora de defender al entrenador pues guardando esa coherencia a buen seguro conseguiría frenar la lógica preocupación que invade a la masa social ante este desastroso comienzo de Liga y no aumentarla exponencialmente cada jornada que pasa.
Así, resultaría coherente no acordarse solo de los presupuestos cuando perdemos contra los que más dinero tienen y obviar dicha circunstancia cuando "trasatlánticos" como Bouzas, Cerceda o Segoviana nos "echan a la lona" dejándonos con un palmo de narices.
Resultaría igualmente adecuado recordarle al técnico que su decisión de no hablar más que en las ruedas de prensa por razones que solo él conoce a quien verdaderamente perjudica no es a los medios sino a los aficionados (muchos de los cuales siguen confiando en él) que no podrán conocer las impresiones del "mister" a lo largo de la semana.
Y coherente, extremadamente coherente, parece también exigir un cambio de rumbo claro e inmediato al grupo de jugadores y técnicos en los partidos como visitante. Exigir ese cambio de dinámica (dentro siempre del componente aleatorio que tiene el fútbol) no implica el cambio del entrenador pero sí de darle un giro de 180 grados a la situación que se vive lejos de Pasarón y que esas soluciones que seguramente se busquen en cada entrenamiento se dejen notar de una vez por todas sobre el terreno de juego.
El domingo volvemos a casa y el rival será el SS de los Reyes. Ganar ya es perentorio y se necesitan los tres puntos como aire puro para respirar. Como siempre, será duro y complicado conseguir el triunfo pero con ayuda de todos los seguidores granates que apoyarán al equipo puede y debe llegar la dichosa primera victoria.
Sólo espero que si se logra no se repartan carnés de pontevedresismo nada más finalizar el partido.