José Benito García Iglesias
"Fundóte Teucro valiente..."
Teucro, hijo ilegítimo de Telamón rey de Salamina y de la princesa troyana Hesíone, pese a su celebridad fue un personaje de segundo rango entre todos los que participaron en la Guerra de Troya. Se sabe que intervino en esta guerra junto a su hermanastro Ayax y fue uno de los guerreros que se introdujeron dentro del célebre Caballo de Troya. Era famoso por su habilidad en el manejo del arco e incluso se decía que se lo había regalado el mismísimo Apolo.
La escasísima iconografía que sobre este personaje se conoce en la actualidad, nos lo presenta como un arquero que, rodilla en tierra, se prepara para disparar su arco, protegido por el enorme escudo -de siete pieles de toro- de Ayax.
Tras la caída de Troya, una vez llegado a su patria, su padre Telamón lo destierra a perpetuidad, acusándole por no haber sabido evitar la disputa entre Ayax y Odiseo por las armas de Aquiles, causa directa del suicidio de Ayax.
Acompañado de fieles guerreros Teucro funda, en la isla de Chipre, una ciudad que en honor a su patria, bautiza con el nombre de Salamina. Se casa con la princesa Eune, hija del rey Cipro, fundando una dinastía que reinó durante varios siglos.
Al conocer la muerte de su padre Telamón, Teucro intenta de nuevo el regreso a su patria natal pero será rechazado por Euriasces, hijo de Ayax, por lo que decide poner rumbo a la Península Ibérica donde funda las ciudades de Cartagena y Helenes.
Esta Helenes, en donde residirá hasta el fin de sus días, será el lugar que durante el siglo XVI se tomará como referente más remoto para Pontevedra.
Es en la Baja Edad Media y en el ambiente cultural y renacentista de la villa, donde comenzó la necesidad de dotar a la nobleza y a las clases acomodadas de unas raíces de las que pudieran sentirse orgullosas y que las convirtieran en unas de las más nobles y antiguas de la Península, provistas así de unos prestigiosos orígenes al hacerlas descendientes directas de los héroes griegos.
En este ambiente son varios los estudiosos, entre ellos Juan de Guzmán, Catedrático de Retórica de la villa y traductor de Virgilio, quien conocía perfectamente los textos clásicos, que haciendo referencia a unos contenidos de diversos escritores greco-latinos, suponían que ciertos personajes de la Guerra de Troya habrían recalado en estas tierras. Estos escritores eran Asklepiades de Mirlea, Trogo Pompeyo, Strabon, Plinio el Viejo, Silio Itálico y Iuniano Iustino.
Las dos referencias más antiguas conocidas se han perdido. Asklepiades de Mirlea y Trogo Pompeyo escriben en el siglo I a. C., pero conocemos su obra por las referencias que del primero de ellos hace Strabon y al resumen de la obra del segundo por Iuniano Iustino.
Strabon, a comienzos del siglo primero, escribe su conocida “Geografía”, en la que haciendo mención a Asklepiades nos dice que entre los “Gallaicos” habitaban algunos de los compañeros de Teucro y que existía una ciudad llamada Helenes, que fue como se bautizó originalmente estas tierras. A mediados de ese mismo siglo, Plinio el Viejo, en su célebre “Historia Natural”, afirma también que las gentes de estas zonas son descendientes de griegos. Y ya entre los siglos III y IV, Iuniano Iustino escribe en su mencionado resumen de las “Historias Filípicas” de Trogo Pompeio, donde su visión es parecida a la de Asklepiades transmitida por Strabon.
Por su parte la historiografía pontevedresa tratará la figura de Teucro según corresponda a cada época. Así, el padre Sarmiento manifestará ciertas dudas al principio para luego no cuestionar el tema y, más tarde, acabar aceptándolo. Tiempo después, un grupo de autores hará causa común apoyando la tesis teucrista en mayor o menor grado, entre ellos: Flórez, Sampedro Folgar, García de la Riega, Sobrino Buhigas, etc., destacando la figura de González Zúñiga, autor de la primera historia de la ciudad, en la que llega a establecer la fundación de Helenes por Teucro en el año 1215 a. C.
Desde el punto de vista actual, no existe ningún vestigio que demuestre la existencia de estos héroes griegos en nuestras tierras. Aunque las hipótesis fundacionales griegas en Galicia pueden carecer de cierta credibilidad, en el fondo esconden un punto de verdad. Parece ser que estas tradiciones se basan en referencias más antiguas de contactos entre las comunidades asentadas en el Mediterráneo Oriental y las atlánticas.
Cuando se gestan las leyendas de la arribada a estas tierras de ciertos héroes de la Guerra de Troya, lo que se estaba produciendo era un proceso de enaltecimiento de unos orígenes que partían de una base real: el contacto, con cierta asiduidad, de las costas galaicas por navegantes y comerciantes mediterráneos, al menos desde el II Milenio a. C., que uno de estos navegantes haya sido Teucro tiene más visos de leyenda que de realidad.