Manuel Pérez Lourido
La Liga al rojo
Seguí la jornada del sábado por internet, que es lo que recomiendan los cardiólogos a los hipocondríacos de cierta edad. Cuando veía un partido de la Banda Municipal del Bernabeu y estos encajaban un gol, me daban dos o tres ataques preventivos. Y cuando leo que sale Zinade con los tres mosqueperros arriba, aunque sea a la pata coja, tengo que tener a mano una litrona de tila. En el Madrid ultimamente han jugado Cristiano fuera de forma, Benzemá que parecía drogado y ahora Bale en un momento que hasta Keylor da tantos pases como él. El otro día CinExin Zidane sentó a Kroos en lugar de al galés para poner a prueba, una vez más, al madridismo. Bregado en este tipo de retos, el madridismo sufrió el gol de Griezman y decidió esperar a ver qué pasaba en Málaga.
Para ir a por la liga, el Barsa tiene que hablar con Messi: los demás parecen siempre dispuestos. Ahora que Neymar está tan encendido que hasta lo expulsan y Suárez sigue con la mordiente que le caracteriza, sólo el argentino se desconecta en partidos que escoge al azar o que el azar escoge por él.
Champions. Esta es una competición de sustos, que suelen ganar equipos tipo banda de música, que hacen la goma en la competición casera y luego tienen un golpe de suerte a mitad de semana: como el Madrid estos años y el Barsa esta temporada. Y todo parece que la maquinaria del Bayern estará enfrente: los alemanes esperan al Madrid como un carnicero que necesita vengarse de alguien y va a cambiar el delantal por la psicopatía.
No quiero decir nada del Atleti. No después de las dos finales. El Atleti es la antítesis de una banda: es un ejército al completo. Salen con los dientes apretados y acaban sufriendo de bruxismo. Si un lego quiere saber cómo es el Atléti, solo tiene que mirar hacia el banquillo. Es un axioma no escrito: los equipos grandes terminan pareciéndose a sus entrenadores. Donde Simeone da un puñetazo al aire, Zidane hace un mohín, donde el primero lanza gritos acerca de conchas de la playa y de progenitoras, el segundo masculla letanías budistas. Pero también es cierto que a la Banda del Bernabeu le van estos entrenadores blandiblú, tipo Del Bosque, Carletto, Zinedine mientras que sargentos como Benítez o Mou no han durado mucho. Solo Capello, en tiempos de Ronaldo el gordo, hizo historia. Pero es que Ronaldo el gordo era otra cosa. Como pasa con el Barsa con Messi, donde hace historia cualquier entrenador con sentido común y dispuesto a ejercerlo. La liga sigue al rojo vivo y, como habitualmente, es cosa de dos.