Espacio GA
Temporales, viento y riesgos laborales
Hemos tenido un fin de semana climatológicamente adverso, entre otros lugares, en el oeste peninsular. Árboles, tejados (en su versión teja, en su versión uralita, en su versión plancha de pvc, …) estructuras e infraestructuras diversas han sufrido los efectos de la fuerza de la naturaleza. Y se ha montado una viva polémica debido a uno de los muchos eventos al aire libre que se ha aplazado: el partido de fútbol RC Celta-Real Madrid. Otro partido de primera división se aplazó por los efectos del mismo temporal 180 kilómetros más al norte y a nadie le pareció llamativo.
En el espacio asignado para jugar tan magno evento deportivo, el estadio municipal de Balaídos, el temporal levantó unas chapas de uralita que cayeron al campo (afortunadamente, vacío). Y había riesgo de que se desprendiesen más sobre espectadores, viandantes o integrantes de los equipos.
Cientos de voces clamaron q había q arreglarlas y jugar el partido. Dicho así, desde el calorcito de una oficina o desde el sillón del salón de casa, cualquiera diría que las arregla un Jedi con la única fuerza de su mente. En este caso, más vale maña. El hecho cierto es que las arregla un trabajador, bien del ramo de la construcción en general o del más específico de las estructuras metálicas, que tendría que subirse a la cubierta, asegurarla y reponer el material caído (un boquete de unos 20 metros cuadrados). Para realizar tal trabajo es necesario subirse a un artefacto (bien grúa, bien plataforma elevadora, lo que se determine necesario), con el viento soplando. No solo tendría que superar la resistencia del viento, sino que, además el viento estaba acompañado de fuertes lluvias. Que no contribuyen en absoluto a la estabilidad, visibilidad y seguridad de un trabajador a la intemperie.
Cuanto viento tiene que soplar para que no sea prudente la reparación, no se mide en alineaciones de equipos de fútbol o fechas de torneos. La velocidad del viento se mide con un anemómetro. No sopla lo mismo a ras del suelo que en altura (las grúas sí suelen traer una especificación técnica que marca una velocidad del viento como límite para trabajar, que ronda los 40-50 km/h), no es lo mismo trabajar en una grúa montada que tener que montar una, no es lo mismo subir a colocar un tornillo que izar un elemento que oponga resistencia al viento. 45km/h se considera una velocidad del viento intolerable para un trabajo en altura. Y este fin de semana en Galicia las rachas de 45 km/h eran de las flojitas. Un evento deportivo no es una emergencia que conlleve la necesidad de arriesgar la integridad física de un trabajador.
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