Carmen Novo Colldefors
Nota para Toni Cantó
"Los animales no tienen derechos ni obligaciones" (Toni Cantó). La Constitución no reconoce derechos fundamentales a los animales, es cierto. Y, al parecer, esta falta de derechos da derecho al hombre a hacer con ellos lo que le da la gana. Pues mire usted por dónde, señor Cantó, que no es así, porque a ver, se lo explico con palotes: el Código Penal castiga determinadas conductas hacia ellos pocas, la verdad, deberían ser más- y eso implica, lógicamente, que ni usted ni yo ni Perico de los Palotes podemos realizar todos los actos que se nos antojen ni con los toros ni con los perros ni con los gatos ni con las musarañas.
Obligaciones no tienen tampoco, ¿usted cree? ¿Cómo le llamaría entonces a hacerlos entrar en la plaza sí o sí? No va el toro paseando y piensa "voy a ver qué pasa por allí" y entra voluntariamente. Si eso no es una obligación para el toro, dígame qué es.
Además, en esta vida no todo se reduce al ámbito jurídico establecido. También existe un Derecho Natural y una moral, aunque a algunos parece que se la comió un burro.
Creo que usted no tuvo un animal en su vida y, por eso, es osado, como la ignorancia. Es una pena que no haya conocido el recibimiento de un perro cuando llega a casa o su preocupación cuando está enfermo su dueño y no hablemos ya de su tristeza cuando este se muere. Tampoco seguramente haya disfrutado con sus trastadas, que demuestran que algo distinguen. El amor y el cariño de un animal no los da muchas veces, muchísimas, una persona. Pero me dejaré de romanticismos.
Un animal sufre, siente dolor, señor Cantó. ¿No le importa? No me venga a decir que no se "condenan" las fiestas en las que se infligen malos tratos a estos seres vivos. Habrá quién no lo haga e incluso participe; pero me importa muy poco lo que esa gente piense, la verdad, porque si disfruta de esa manera, para mí carece de toda credibilidad. Tampoco nos llame hipócritas es muy fácil juzgar moralmente a los demás, ¿no cree?- por comer carne y estar en contra de la fiesta nacional (una vergüenza de nombre, por cierto), pues si bien es verdad que también las vacas y otros animales sufren en los mataderos o por la forma en que se les mata para alimentarnos con sus cuerpos, reconocerá así mismo que no se hace por diversión y en una fiesta. Una fiesta sangrienta y salvaje.
En fin, que el discursito que se marcó el otro día, en mi opinión, fue infumable, por mucho que se lo haya copiado al Sr. Savater, que puede ser muy inteligente y muy filósofo, pero me quedo con alguien menos iluminado y más humano.
17.02.2013